La crisis de la cooperativa Mondragón derivada de las más que posibles salidas de Orona y Ulma tiene más aristas de las que parece. Por ello, el nivel de esta crisis del principal grupo vasco es más fuerte de lo que algunos quieren que creamos. Ahí están el nerviosismo de los propios cooperativistas, el mensaje inaudito del presidente del grupo, Iñigo Ucín, las dudas sobre qué ocurrirá con las marcas de estas empresas y, sobre todo, la tensión más que palpable en el seno del propio Gobierno vasco.