Son muchas y diversas las consecuencias que la salida de Ulma y Orona puede conllevar para el grupo Mondragón: económicas, corporativas, sociales... Aunque ambas empresas inciden en que esta ruptura la única consecuencia económica que tendría sería el cambio en la gestión de los fondos que aportan al grupo, la realidad es que esta provocaría un escenario más complicado. Pero esto no es nuevo para la cooperativa, y es que, el gigante de Arrasate, que hoy en día cuenta con 95 cooperativas, más de 80.000 trabajadores y una facturación superior a los 12.000 millones de euros, se enfrentaría, en caso de que la decisión de los 4.550 socios cooperativistas de ambas empresas sea abandonar el grupo, a una situación similar a la que ya vivieron en 2008 tras la salida de Ampo e Irizar, dos grandes arterias en ese momento.
El presidente de Mondragón, Iñigo Ucín, lo cuantificaba de manera escueta el pasado martes. En caso de que estas empresas abandonaran la cooperativa, en lugar de contar con 80.000 personas, “se contaría con cerca de 70.000 y en lugar de facturar 12.000 millones al año, facturaríamos menos”. Y aprovechaba para matizar: “El mayor daño no se va a producir si salen o no salen. El mayor daño ya está hecho. Amanecer todos los días leyendo algo de Mondragón en la prensa no es algo que sea bueno”.
Pero la realidad parece ser más compleja de lo que la pintaba Ucín. Y es que, en la actualidad, ambas empresas -que suman 11.000 trabajadores- en total tienen una facturación anual de más de 1.700 millones de euros. En concreto, en 2021 facturaron 900 millones la empresa con sede en Oñate y 832 la empresa con sede en Hernani. Con estos datos y en el caso de que decidieran salir, el empleo en el grupo se reduciría un 13% y las ventas un 15%.
En todo caso, desde Ulma -empresa con presencia en 81 países- se aseguraba que la única consecuencia económica que tendría la ruptura con Mondragón sería que los 1,85 millones de euros que destina anualmente a los fondos administrados por la corporación pasarían a ser gestionados por su propia fundación, aunque "para los mismos fines”.
Sobre otra de las posibles consecuencias, que este escenario pueda ser replicado por otras empresas que conforman el Grupo Mondragón, Ucín, el pasado martes, lo negaba abierta y concisamente, y explicaba: “Esta situación nos ha apiñado mucho más. Hoy en día la unión que hay entre los cooperativistas del grupo es mayor que nunca. Mondragón va bien con ellos y sin ellos, también va bien”.