Ulma y Orona, dos de los principales pilares de la Corporación Mondragón, deciden este viernes su futuro. Los 4.550 cooperativistas socios de ambas empresas votarán por permanecer o romper relación con la mayor alianza empresarial del País Vasco, grupo que a día de hoy está sumido en una grave crisis interna.
Así, la Corporación Mondragón, compuesta por 95 cooperativas, más de 80.000 empleos y una facturación mayor a los 12.000 millones de euros en 2022, se enfrenta a una dura pérdida, que hace recordar a la experimentada en 2008 con las salidas de Ampo e Irizar; ya que estas dos cooperativas suponen el 15% de las ventas de Mondragón, el 13% de su empleo y en torno al 28% del total de sus resultados.
Con el objetivo de obtener más independencia y bajo la premisa de "crear un nuevo marco relacional desde una vinculación distinta, manteniendo aspectos como la participación en Lagun Aro”, las directivas de ambas empresas llaman a sus socios a las urnas para tomar un camino propio y por separado con el que consideran que tendrán más capacidad de lograr sus objetivos.
Ucín y sus cinco motivos
En este escenario, el presidente de Mondragón, Iñigo Ucín, ha insistido a través de la revista de la corporación TuLankide que, ante el actual contexto de incertidumbre, "actuar juntos siempre da más oportunidades", y ha enumerado, bajo el título “¿Por qué votar NO a Mondragón?” cinco motivos para que ambas empresas continúen en el grupo. Entre ellos destaca la solidaridad y la manera en la que Ucín hace referencia a ella: “Es cierto que la evolución de Orona ha sido muy buena en los últimos años, y en el Grupo Ulma hay 9 cooperativas que, en caso de que alguna tenga dificultades, podría recibir la solidaridad del resto”, asegura. Y detalla en el texto que, de los 450 millones de euros que Mondragón ha destinado hasta la fecha, 110 millones de euros han sido para compensar las pérdidas de las cooperativas.
Insiste también en el comunicado que las posibilidades de crecimiento y desarrollo como empresa son mayores si “permanecen unidos”. “La intercooperación con otras cooperativas de la cooperativa -en áreas como tecnología, comercial, innovación, personas…- aumenta las opciones de desarrollo del negocio de cada cooperativa y permite acceder a otros clientes, mercados y recursos”, matiza Ucín. Esto, insiste, respetando al 100% la autonomía e independencia empresarial de cada una de las cooperativas. “Con la salida de Orona y Ulma, estas no se convertirán en mejores empresas sino que se perderían muchas de las oportunidades y servicios disponibles y utilizados hasta ahora y, por tanto, la opción de configurar proyectos más potentes en el futuro”, recalca.
“¿A quién conviene? ¿Por qué tanta prisa?”. Con estas preguntas acaba Ucín su llamamiento a los socios de ambas cooperativas, en su último intento de convencerlos para que dos de las arterias principales del grupo no abandonen al gigante de Arrasate.