En el acuerdo para la renovación del Metal de Bizkaia no ha entrado finalmente ninguna referencia al sistema de contratación, como había solicitado la parte empresarial en algunas de sus propuestas. Entre otras cosas, la Federación Vizcaína de Empresas del Metal (FVEM) proponía fijar el límite del contrato por circunstancias de la producción, el principal contrato eventual tras la reforma laboral, en un año en vez de en seis meses para reducir la rotación de trabajadores y poder disponer de más tiempo para anclar a los jóvenes a la dinámica de la factoría.
Es esta una posibilidad recogida en la propia reforma de Yolanda Díaz, que se limita a señalar que será la negociación colectiva la que, en su caso, opte por alargar seis meses más el tiempo de vida de estos contratos. Y el debate hace tiempo que aterrizó en los departamentos de recursos humanos de muchas compañías que manejan un volumen importante de eventuales, muy condicionados por este tope de seis meses que, por otro lado, merma la estabilidad laboral del propio trabajador.
En Euskadi se vienen firmando entre 30.000 y 40.000 contratos de este tipo cada mes, más de la mitad del total (33.000 el pasado mes de agosto y con fecha de caducidad a lo largo de este febrero). Lógicamente no todos están concebidos con vocación de permanencia y muchos no llegan ni siquiera a acercarse a esa franja de seis meses, pero esta limitación sí viene causando un perjuicio importante en la gran industria, que requiere de unos procesos formativos amplios y, sobre todo, acusa mucho la falta de personal cualificado.
De ahí que la posibilidad de estirar a un año el tiempo que un nuevo trabajador puede permanecer en la empresa haya sido ya, con mayor o menor protagonismo, objetivo de discusión entre patronal y sindicatos del sector. El asunto está en la mesa del acuerdo marco estatal con Confemetal, CCOO y UGT, que es a priori la que tiene la competencia para abordar los temas de contratación. En el caso de Euskadi FVEM incluyó este punto en las negociaciones antes de las navidades junto a otros retoques en el contrato de formación y prácticas, pero finalmente se ha priorizado dar salida al convenio y no añadir más condicionantes a un proceso que, como siempre, ha sido largo y conflictivo.
Derecho a cobrar el paro
Y eso que hay sindicatos que no ven con malos ojos este planteamiento ya que tendría un efecto beneficioso sobre el propio trabajador, que acumulando un año en activo tendría derecho a percibir el paro. Esta lectura, claro, pasa por asumir que entrar en la plantilla fija una vez concluido el periodo eventual no es ni mucho menos lo habitual. Si es cierto, por otro lado, que contribuir a reforzar fórmulas temporales de empleo es cuanto menos delicado para cualquier organización sindical.
Finalmente la propuesta ha quedado en el cajón a pesar de que las empresas industriales siguen apostando por alargar a un año al eventual, entre otras razones para poder mejorar la formación y obtener un mayor rendimiento en la segunda mitad de su contrato, incluso poder valorar mejor una posible continuidad. La escasez de mano de obra obliga a no dejar pasar oportunidades para amarrar el talento, señala un empresario vizcaíno.
En el caso del Metal de Álava el nuevo convenio sellado tras el verano tampoco incluye la prórroga de seis meses más, aunque en el apartado del contrato de circunstancias de la producción sí se hace una referencia genérica a posibles cambios que puedan pactarse en otros ámbitos de negociación. En ese sentido la mesa estatal del metal (no es un convenio como tal pero sí se negocian cuestiones como el sistema de contratación) venía tratando la cuestión durante 2022 aunque sin alcanzarse un compromiso claro. De momento habrá que esperar a posibles avances en ese marco estatal para poder recuperar el debate en los tres convenios vascos del Metal, de los que quedan por renovar el de Gipuzkoa.