Amaia Gorostiza (Eibar, 1961) fue reelegida a finales del pasado año para seguir pilotando a la Sociedad Deportiva Eibar. Tras dar el salto a la primera línea en el mundo del fútbol en 2016 la empresaria guipuzcoana es ya una figura reconocida en cualquier palco. Pionera en presidir un equipo de Primera División (en Euskadi estaban los precedentes de Ana Urquijo, Athletic, y María de la Peña, Real Sociedad) lleva con firmeza el volante de uno de los equipos más humildes del fútbol profesional con la meta de regresar a la máxima categoría.
Pero Gorostiza es mucho más que presidenta del Eibar. Ha sido y es parte de los consejos de administración de algunas de las empresas clave del País Vasco, además de impulsar sus propios proyectos. Absorbió la cultura emprendedora en casa, en Eibar, donde sus padres reflotaron un pequeño taller de piezas metálicas que, con el tiempo, acabó siendo una compañía de componentes de automoción con 500 trabajadores y presencia en México o Brasil, el grupo Amaya Telleria.
Prácticamente al mismo tiempo en que Amaia tomaba el relevo de Álex Aranzabal al frente del club de fútbol del pueblo, por aquel entonces en Primera División, la empresa familiar pasaba a integrarse en el gigante CIE Automotive, que desembolsó cerca de 200 millones de euros para asumir la firma eibartarra.
Empresaria de referencia
Amaia, pese a mantener el vínculo con la empresa de casa hasta el final, fue haciendo su propio camino hasta el punto de ser hoy en día una de las empresarias vascas más reconocidas. Forma parte del consejo de administración de Dominion Global, en origen parte de la propia CIE Automotive y que hoy preside Antón Pradera.
Ha pasado por la cúpula del Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ), del que salió a finales de 2020 en mitad de la marejada generada por el proceso de venta a Adeslas, y también por la de Ence Energía, firma que ha abandonado apenas hace unos meses. Asimismo Gorostiza cuenta con experiencia en instituciones directivas y empresariales como Apd, Elkargi o la patronal guipuzcoana Adegi.
Madre de familia numerosa (tiene cuatro hijos), trata de pilotar al Eibar con rigor y altura empresarial, pero también con valores, como suele defender. Lo primero, preservar esa idea de familia, de grupo unido. Luego, mantener las cuentas saneadas. Y, a partir de ahí, llegar lo más arriba posible y, por qué no, volver a ser el pueblo más pequeño de Europa (algo menos de 30.000 habitantes) con un equipo en la máxima categoría, como presumía en su día la propia presidenta.