Empresas

Jon Uriarte y la obsesión por el céntimo para salvar al Athletic

Los primeros meses con el dueño de All Iron en la presidencia no han traído una revolución al club bilbaíno, pero sí nuevas formas y una gestión decidida a suprimir todo gasto innecesario

5 febrero, 2023 05:00

Si el fútbol consiste en que la pelota entre puede decirse que la llegada de Jon Uriarte a la presidencia del Athletic ha cambiado pocas cosas. La parroquia sigue soñando en febrero con poder levantar la Copa en mayo, que ya es mucho, y mientras la Liga ni fu ni fa. Pero de puertas para dentro la era Uriarte sí ha traído nuevas formas, nuevos tiempos. Seguramente no ha sido el electroshock que prometió en campaña pero el hijo de Pedro Luis Uriarte ha dejado su sello de inversor, de hombre de empresa, desde el primer momento: cada céntimo cuenta y cada gasto superfluo es un gasto a eliminar.

Uriarte accedió a Ibaigane muy joven, 43 años, pero con un intenso recorrido en el mundo empresarial y financiero a sus espaldas. Nacido en Bilbao y estudiante de La Comercial de Deusto tras su paso por Lauro Ikastola y los jesuitas de Indautxu, el hijo del histórico economista jeltzale ha querido siempre marcar su propio camino y, a poder ser, fijar cotas más elevadas que las de su aita. ¿Y qué hay más importante en Bilbao que el Athletic?

El presidente saliente, Aitor Elizegi, aplaude al que ya es el 33º presidente del Athletic, Jon Uriarte / Luis Tejido (EFE)

El presidente saliente, Aitor Elizegi, aplaude al que ya es el 33º presidente del Athletic, Jon Uriarte / Luis Tejido (EFE)

En Londres trabajó en algunas de las entidades top de 'la city' antes de montar su propia empresa que luego vendió por una millonada para entrar, de un solo movimiento y sin tener cumplidos los 40, en el olimpo del mundo de los negocios. Su conglomerado empresarial All Iron, que ha ido haciendo crecer gracias a ese capital inicial obtenido con la venta de Ticketbis, se apoya en dos patas principales: un fondo de inversión para firmas tecnológicas en crecimiento y una socimi dedicada al negocio inmobiliario. "Otros también tienen negocios por ahí y no piensan dejarlos", protestaban en privado sus rivales en campaña electoral en referencia a All Iron al verse forzados a aclarar que tendrían como única dedicación el Athletic en caso de ganar en las urnas.

Uriarte lógicamente sigue encima del negocio aunque, currela incansable hasta el extremo, se ha visto forzado a delegar y a depositar toda su confianza en su equipo encabezado por Ander Mitxelena. Su día a día ahora es el Athletic y, su preocupación, la viabilidad económica del club, una de las aristas del debate electoral en el prólogo del pasado verano. La caja cosechada con las ventas millonarias de un puñado de jugadores hace unos años se agota y es obligatorio equilibrar presupuestos.

Aficionados del Athletic en San Mamés. / Athletic Club

Aficionados del Athletic en San Mamés. / Athletic Club

Menos comidas, más autobús

En ese sentido no hay fórmulas mágicas y la que sí podría serlo, acceder de forma recurrente a competiciones europeas, depende de tantos factores... Por ello Uriarte ha empezado por lo principal, los gastos de casa. Austeridad para el club, para la directiva y para sí mismo, eliminando actos y comidas protocolarios sobre todo en clave interna o viajando él mismo en autobús de línea cuando necesita hacer visitas relámpago a Madrid para atender sus obligaciones empresariales. Detalles que en las tripas de Lezama causan sorpresa y admiración a partes iguales. Hay quienes ven en estos ajustes el chocolate del loro y quienes valoran que el presidente predique con el ejemplo.

El último episodio en torno a Ander Herrera, fichaje sobre el que los periodistas especializados enumeran varias incógnitas por lo que se dijo y lo que ha sido, esconde también esa obsesión por gastar lo justo. Más allá de los detalles concretos de la operación y del coste final de la misma está claro que el recién llegado a Ibaigane quería una primera cara nueva para generar ilusión, pero sin despilfarros.

Es pronto para hacer una valoración de su gestión al frente del club, en el que más allá del económico Uriarte afronta otros retos como los malos resultados del primer filial o resolver casos tan delicados como el de Iñigo Martínez. Como siempre será el devenir deportivo del primer equipo masculino el que ponga nota en junio a su primer año de gestión. Prematuro para todo, Uriarte puede ser el primer presidente en ganar la Copa en más de tres décadas. Eso sí sería un pelotazo y no el de Ticketbis.