"Están haciendo mucho daño", reconocía en Crónica Vasca el presidente de las Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV), Ignacio Etxebarria, sobre la batalla judicial y social emprendida por un grupo de socios de Geroa. Los jueces están tumbando por ahora las reclamaciones de Asufin, la asociación que representa a los críticos de la mayor EPSV de Euskadi, pero el debate está abierto: ¿Qué futuro tiene el modelo de previsión privado en una sociedad que, por la razón que sea, prima tan poco el ahorro?
En realidad, la pretensión de la llamada Plataforma de Afectados de Geroa no va tan allá. Son algo más de un millar de socios que, una vez jubilados, se han topado con que el reglamento de la EPSV guipuzcoana no les permite rescatar todo su dinero de golpe. Que por superar una cantidad (unos 45.000 euros) recibirán sus ahorros, en muchos casos generados desde la gestación misma de la entidad en 1996, en forma de una renta que complementará su pensión, en la mayoría de casos entre 150 y 200 euros al mes.
Aseguran que desconocían este punto de los estatutos y que han estado aportando parte de su salario año tras año sin saber esta condición. "Solo pedimos disponer de nuestro dinero como queramos", defienden.
Por ahora los jueces entienden que su demanda no tiene recorrido y que las normas de Geroa han estado siempre claras. El propio Etxebarria lo resumía así: "El fin de las EPSV es complementar la pensión pública, esa es su razón de ser. Esto no es una cuenta ahorro".
Presión social
Pero, más allá de cómo termine la disputa judicial, en la que la plataforma promete recursos y prepara demandas en otras comunidades autónomas con vistas a poder llegar al Supremo, la cuestión está generando mucho ruido a nivel social. Este mismo sábado los críticos han organizado una manifestación en Donostia dentro del ciclo de movilizaciones que vienen realizando por el territorio guipuzcoano.
Y lamentan que no están recibiendo el respaldo de los sindicatos, que por su parte hace tiempo que tienen un problema con las EPSV. En una coyuntura en la que la viabilidad del sistema de pensiones públicas está permanentemente en el centro del debate, posicionarse del lado del ahorro privado es cuanto menos delicado. ELA, LAB, CCOO y UGT han estado directamente implicados en la vida de las principales EPSV vascas, tanto Geroa como las de trabajadores públicos Elkarkidetza e Itzarri y, de hecho, son parte de sus órganos de gobierno.
Con todo, la presión de los críticos ha trasladado el debate a las cúpulas de algunas organizaciones sindicales, y de hecho LAB comienza a modificar su posición. Al fin y al cabo es un sindicato con una alta penetración en las empresas guipuzcoanas, en especial en algunas grandes firmas industriales con gran número de extrabajadores que ahora pelean contra Geroa, y quizá por ello es también el que mayor sensibilidad muestra hacia este grupo. "Las EPSV se han desarrollado en dirección contraria al modelo (de pensiones) que defiende LAB", señalaba la central de Igor Arroyo y Garbiñe Aranburu hace un año, cuando decidía suspender su participación en las juntas de gobierno de Geroa, Elkarkidetza (Diputación de Gipuzkoa) e Itzarri (Gobierno vasco).
Nuevo decreto
Abierto el melón, el Gobierno vasco prepara a través del departamento de Economía de Pedro Azpiazu un decreto específico para actualizar la regulación de las EPSV. Se prevé entrará en vigor a finales de este año y uno de los objetivos es ampliar el abanico de posibles inversiones para estas entidades, que manejan en conjunto cerca de 30.000 millones de euros. Las EPSV son, de hecho, uno de los pilares a nivel financiero en Euskadi y su patrimonio sirve para respaldar económicamente proyectos estratégicos, empresas innovadoras con proyección o a las propias administraciones públicas.
El decreto pretende además, y esta es una cuestión que sí toca directamente la polémica de Geroa, reforzar esa concepción de las EPSV como instrumento para complementar la pensión dando prioridad a la retirada de los ahorros en forma de renta. No hay que olvidar que la aportación a la EPSV, normalmente compartida con la empresa, tiene importantes ventajas fiscales y por ello se entiende también que la recuperación del dinero debe estar sujeta a condiciones.
Precisamente el propio presidente de la federación de EPSV remarcaba a Crónica Vasca la necesidad de seguir mejorando este atractivo para dar un impulso a las entidades de previsión social voluntaria. Existe la lectura compartida de que, a pesar de las dudas que suscita el futuro de la Seguridad Social, la sociedad actual prima poco el ahorro para la jubilación por diversos factores, uno de ellos el propio escaso margen que dejan muchas nóminas hoy en día para guardar, en especial las de los trabajadores más jóvenes.
Lo cierto es que las entidades de empleo, las que nacen en el seno de la negociación colectiva, tienen poco tirón. Por un lado por las apreturas económicas que han atravesado en los últimos años muchas empresas pero, también, porque estas aportaciones no son una prioridad para los sindicatos.