Orbea es un ejemplo de éxito en la historia empresarial vasca. La cooperativa de Grupo Mondragon, fundada en Eibar en 1840, comenzó su trayectoria dedicándose a la fabricación de armas antes de especializarse en la producción de bicicletas tras la Primera Guerra Mundial, en 1926. En la actualidad se han consolidado como la marca española de ciclismo con mayor volumen de negocio y desde su sede ubicada en Mallabia han conseguido introducirse en el mercado internacional y a día de hoy, el 85 % de sus ventas globales fueron exportaciones.
El año pasado, Orbea superó los 400 millones de euros de facturación, un 42 % más que en 2021 -año en el que obtuvo 282 millones-, un 22% más que en 2020 y un 32% más que en 2019. La compañía ha dado a conocer esta cifra en su asamblea anual celebrada el pasado sábado 6 de mayo y pone de relieve la escalada ininterrumpida de Orbea por séptimo año consecutivo. Y es que el fabricante vasco ha superado incluso sus propias previsiones para 2022, cuando según sus cálculos esperaba rozar los 350 millones de facturación.
Lo cierto es que la cooperativa vasca no ha dejado de crecer desde 2015, cuando su facturación rondaba los 70 millones de euros y decidió iniciar una estrategia basada en la reputación de su marca y llevar a cabo tansformación en su modelo de distribución pasando a llevar a cabo una distribución omnicanal.
En 2020, coincidiendo con la pandemia, la demanda de bicicletas se disparó un 24 % hasta sumar más de 1,5 millones de unidades vendidas en toda España. Además, la compañía ha duplicado la estructura de su masa laboral en los últimos tres años y ya cuenta con una plantilla de más de un millar de personas, fundamentalmente en Euskadi, territorio donde mantiene cerca de 800 puestos de empleo.
Ampliación de su fabricación y logística
Orbea muestra su satisfacción al haber logrado sus principales objetivos, “alcanzar el tamaño suficiente para ser relevante internacionalmente” y “convertirse en una de las marcas más deseadas por ciclistas de todo el mundo”. Algo que ha alcanzado “realizando una propuesta diferencial en el mercado” y “manteniéndose fiel a sus valores e identidad cooperativa -desde principios de la década de los 70- siendo fabricante y haciéndolo desde Euskadi”, subraya. Asimismo, agradece “el trabajo coral de toda su organización” que, tal y como señala, “ha sabido permanecer unida en pos de una visión clara, ilusionante y retadora”.
En octubre del año pasado, la compañía vasca llevaba a cabo una reestructuración de su dirección situando a su director de ventas global, Gonzalo García de Salazar, al frente de la dirección de estrategia de ventas y designando a su director regional en Estados Unidos, Nick Howe, como su sustituto. “Iniciamos una etapa muy ilusionante: además de seguir avanzando en nuestras posiciones en los diferentes mercados, vamos a enriquecer todavía más nuestra propuesta de valor tanto para la comunidad ciclista como para la distribución y, de este modo, continuar siendo una referencia para la sociedad”, señalaba entonces García de Salazar.
Entre los retos de futuro de esta organización cooperativa destaca el de seguir conquistando posiciones en el mercado. Para ello, Orbea proseguirá invirtiendo en la ampliación de sus capacidades de fabricación y logística, así como en el desarrollo de soluciones tecnológicas de vanguardia y el crecimiento en competencias de las personas que forman parte de la marca. En estos momentos, el 65 % de su facturación procede de sus bicicletas de montaña tradicionales, pero casi el 40 % de sus ventas se corresponden con modelos eléctricos.