Demoras de hasta dos años en la entrega de pedidos en las tiendas de bicicletas vascas
La crisis del coronavirus, la inflación de las energías y la guerra de Ucrania acentúan un problema que el sector no vislumbra solucionar en "uno o dos años"
24 abril, 2022 05:00Las tiendas de bicicletas de Euskadi lamentan plazos de entregas de sus pedidos con una demora de hasta dos años para modelos concretos. La inflación del precio de materias básicas como los metales para la fabricación de sus componentes, los contratiempos que sufre la industria asiática y la alta demanda que no se corresponde con la cadena de producción, propician la programación de entregas previstas para 2024.
“La mayoría de fabricantes se han quedado sin stock y las tiendas nos quedamos vacías”, lamentan en Oiartzun Bike, donde manejan plazos de entrega para mayo y junio de 2023. En las dos tiendas de Malda Bikes −en Bilbao y en Elorrio− viven la misma pesadilla pero sus previsiones de entrega alcanzan hasta 2024 para algunos pedidos.
Esta situación ha empeorado con el paso de los meses, propiciada primero por la crisis del coronavirus y su afección a la industria China −principal proveedora de los componentes de fabricación de las bicicletas−, la inflación del precio de las energías y después por el estallido de la guerra en Ucrania.
Sin bicis low cost
“En China hay problemas con la fabricación de bicicletas por falta de materia prima y por constantes cortes de luz que paralizan las industrias”, explica Zugaitz Ayuso de Malda Bikes. Además, el transporte de las piezas de las bicicletas tiene un mayor coste. De esta manera, Ayuso explica que no hay stock de bicis low cost, dado que con el incremento de los precios de materias primas, “ahora el material barato no sale a cuenta” transportarlo debido al precio del container, que cuesta mínimo ocho mil euros, advierte.
Desde Oiartzun Bike añaden que en Asia tienen “otro ritmo” con la pandemia y señalan que siguen confinando durante 15 días a empresas enteras. Esto retrasa los envíos de piezas a España. Con todo ello, lamentan que “a corto plazo no hay previsión de estabilizar” el mercado y calculan uno o dos años para recuperar el ritmo de entregas.
Cabe destacar que las afecciones al stock se acentúan en la bicicleta básica, de un precio medio de 400 euros o inferior, dada la alta demanda que experimentó tras el desconfinamiento. Las tiendas fueron testigo de un repunte en la demanda de este producto básico. “Hacer deporte era una de las pocas alternativas posibles de ocio en la calle y supuso un empujón a nuevos clientes”, apuntan en Oiartzun Bike.
En la fábrica de Orbea, en Mallabia, no viven una situación tan catastrófica con la demora en sus plazos de entrega que, aseguran, los mantienen “día a día, mes a mes”. Fabrican sus propias bicicletas por lo que tienen “mayor facilidad” para ajustarse a las necesidades o demanda de sus clientes. A pesar de ello, lamentan que se vieron “obligados” a realizar una actualización de sus precios “al no poder hacer frente a esos incrementos externos”. No obstante, ofrecieron a los usuarios la posibilidad de mantener los precios de las bicis ya reservadas “como medida que paliara la subida”.
Impuslo a la bicicleta eléctrica
A pesar de esta vorágine del mercado ciclista, las tiendas y fabricantes destacan el impulso que está viviendo la bicicleta eléctrica. Desde Orbea reconocen que hace 10 años apostaron por las ebikes y esa estrategia les ha permitido crecer “de manera sostenida en estos últimos años”, en los que su creciente demanda no pasa inadvertida.
En Malda Bikes apuntan que la bicicleta eléctrica era “un mercado reducido” que se entendió solo para un sector pequeño de los consumidores. Lo cierto es que “va a más” y ofrece la posibilidad de “hacer deporte con asistencia”. Por ello, en los últimos cinco años comenzó a crecer exponencialmente y en los últimos dos años “ha cogido mucha más fuerza”.