La entrada de Indra en ITP Aero se está haciendo de rogar, y mucho. Desde que Rolls Royce pusiera a la venta su participación en la aeronáutica vasca, en agosto de 2020, y la tecnológica española, de la que el Gobierno de España controla el 28% del capital, anunciara su deseo de formar parte del capital de ITP, han pasado ya casi tres años, si bien los plazos se han ido dilatando en el tiempo junto con el precio de la operación, que ha ido a actualizándose acorde a los vaivenes del mercado en unos años marcados por los efectos de la pandemia, la guerra de Ucrania, la inflación disparada y el aumento de los precios de la energía y las materias primas.
A escasos días de que venza el plazo fijado en su última negociación, el próximo 30 de junio, ninguna de las fuentes consultadas pone la mano en el fuego para confirmar, con seguridad, que el ‘matrimonio’ entre Indra e ITP Aero llegue a buen puerto. Los medios económicos hemos escrito mucho al respecto, pero lo cierto es que ese acuerdo “inminente” que siempre está a punto de producirse, no se ha consolidado aún y las expectativas no dejan de incrementarse.
Esta semana entramos en la fase decisiva, en la que estaremos muy atentos por ver qué sucede, tratando de escudriñar los movimientos de cada una de las partes. Hace unos días, la compañía presidida por Marc Murtra pedía asesoramiento a la consultora KPMG para cerrar la operación y contrataba a la entidad financiera AZ Capital para conocer el precio actual de ITP Aero.
Discrepancias en el precio de la operación
La valoración realizada por el banco de negocios español dista mucho de la cantidad establecida por Bain, accionista mayoritario de la firma vasca desde el pasado mes de septiembre, cuando Rolls Royce materializó la venta de sus acciones al fondo norteamericano, que actualmente posee un 85% de ITP Aero. Los planes de Indra pasan por comprar un 15% de su participación a cambio de 250 millones de euros aproximadamente, si bien ha trascendido que la tecnológica española rebaja ahora el coste de dicha adquisición a menos de la mitad.
Sin embargo, el futuro de ITP parece positivo teniendo en cuenta el aumento de pedidos encargados por las aerolíneas para renovar sus flotas, su participación en programas de Defensa para fortalecer la aviación española, la concesión ayudas europeas y la incorporación de nuevos clientes internacionales, argumentos que Bain ha esgrimido en la valoración al alza que ha realizado de la compañía vasca.
Tras la renovación de la cúpula de Indra el pasado mes de mayo, con el nombramiento del presidente de Ifema, José Vicente de los Mozos, como consejero delegado, tras la renuncia de Ignacio Mataix, quien fuera antiguo CEO de ITP y que presuntamente se oponía a efectuar la operación por considerar el precio excesivo, se plantea más cercana la entrada de la tecnológica española en el fabricante aeronáutico vasco -cuyas acciones también están repartidas en manos de la compañía JB Capital, presidida por el hijo de Emilio Botín, Javier Botín, en un 10 %; del Gobierno vasco en un 6%; y de Sapa Placencia en un 5 %.
No obstante, la celeridad es clave, dado que la celebración de elecciones generales el 23 de julio hace presagiar que en el caso de que los resultados cambiasen el color del gobierno central, la operación de Indra podría verse frustrada. Por todo ello, la tensión se mantiene en máximos. Ahora habrá que esperar a ver si Indra realiza una oferta acorde a las expectativas de Bain y no hay más prórrogas.