La industria de cogeneración observa con preocupación cómo se consumen jornadas y se aproxima el 1 de julio, fecha marcada en rojo de cara a contar con un nuevo sistema de retribución para la segunda mitad del año. Si no se mejoran los pagos por generar energía, viene advirtiendo el sector, habrá un parón generalizado de las plantas. Si hasta finales de mayo la visión general era de cierto optimismo, el adelanto de las elecciones generales obliga a diseñar una solución contrarreloj antes del 23-J.
"El Ministerio (para la Transición Ecológica y Reto Demográfico) es consciente de la gravedad de la situación que atraviesa la industria de la cogeneración y está trabajando con la máxima prioridad. Esperamos pronto poder transmitir a nuestras industrias las soluciones y los plazos que nos comuniquen", se indica desde la patronal Acogen en un momento crítico en el que se opta por la máxima prudencia para evitar que la concertación de esa tabla de salvación corra riesgo de descarrilar.
En Euskadi la cogeneración presenta un mapa con mucho relieve destacando por ejemplo las plantas que generan con esta tecnología (se produce electricidad y calor a la vez con un solo combustible, normalmente gas) en empresas como Petronor o Michelin. Otros dos sectores son referencia en el uso de sistemas de cogeneración como son el papelero, Smurfit Kappa o Papresa, y la alimentación, con instalaciones de este tipo en Unilever en Leioa o Iparlat.
En total Euskadi cuenta con una potencia energética por esta vía de 364 MW repartidos en un total de 87 instalaciones, una parte muy relevante de las 600 cogeneraciones que hay en España, aunque el rendimiento real de las mismas es más que mejorable. En 2022 la producción ya se desplomó con muchas industrias paradas y la patronal en pie de guerra contra las medidas adoptadas por el Gobierno de Pedro Sánchez en materia energética (Acogen llegó a denunciar "discriminación" hacia esta tecnología a través de mecanismos como el tope al gas).
Finalmente en otoño se abrió el paraguas del tope al gas a algunas cogeneraciones por la presión entre otros del Ejecutivo de Iñigo Urkullu, pero apenas supuso un pequeño alivio que no corrigió un balance anual muy negativo. Pero es que 2023 no ha cambiado esa tendencia, más allá de un tímido repunte en marzo beneficiado por la suavización del gas, con un descenso acumulado hasta abril del 33% respecto al mismo periodo de 2022. Solo en abril la bajada respecto al año anterior es del 30%.
Retribución "obsoleta"
Con las elecciones a la vuelta de la esquina la demanda principal del sector pasa por lograr mejorar la retribución para los últimos seis meses del curso. Una tabla de salvación que permita cogenerar con garantías de aquí a diciembre. Y es que la cogeneración viene denunciando que el sistema de pago es "obsoleto" con una retribución que no permite siquiera cubrir costes de producción, motivo por el que se amenaza con un parón generalizado a partir de julio si no hay cambios.
La ministra Teresa Ribera, que mantiene conversaciones fluidas con el sector, hace semanas que se comprometió a presentar un nuevo método de pago actualizado, pero a día de hoy las empresas siguen a la espera. El anuncio del 23-J disparó la incertidumbre, aunque de momento desde el mundo de la cogeneración se opta por la calma y se confía en que el actual ejecutivo dé prioridad a esta cuestión y pueda todavía aprobar la nueva norma a poder ser en los días que restan antes de que comience julio.