¿Quién dijo que no se puede disfrutar de una bebida y que al mismo tiempo sea saludable? Una startup vasca lo ha hecho posible. En base a la kombucha, han creado una gama de bebidas naturales sin azúcares, calorías, ni alcohol y con tres sabores a elegir: limón y jengibre, menta y lima o frutos rojos.
Iñigo Aguirrezabal y Laura Pérez trabajaban en los departamentos de Estrategia y Marketing de la multinacional de refrescos Schweppes Suntory. Vieron que los refrescos naturales y, en concreto la kombucha, eran una oportunidad de trabajo. En aquel momento, la kombucha estaba muy de moda en países anglosajones y, poco a poco, iba llegando a España.
Este bilbaíno y su actual socia madrileña decidieron apostar por esta línea y dejaron su trabajo en Schweppes para crear sus propios refrescos de kombucha. Estuvieron, incluso, un tiempo en Londres junto a un experto en esta bebida para desarrollar las fórmulas. Aunque el covid complicó un poco las cosas, en diciembre de 2020 pudieron hacer realidad su proyecto y llevaron a cabo el lanzamiento de Miwi Real Drinks. Actualmente, la empresa —con sede en Bilbao—, cuenta con un total de diez trabajadores divididos entre Madrid y la capital vizcaína.
Se podría decir que la kombucha se ha convertido en la bebida de moda, hasta el punto de que muchos influencers la patrocinan en sus redes sociales. Esta bebida se obtiene a base de la fermentación del té verde con azúcar, al que se le añaden colonias de bacterias y levaduras similares a las de la cerveza. Las levaduras y bacterias se comen el azúcar gracias al proceso de fermentación y se producen una serie de ácidos y probióticos que son beneficiosos para la flora intestinal, el intestino o la digestión.
Pero lo que además les diferencia de otras marcas es que sus productos tienen cero azúcares y calorías. Que no contenga azúcar, además de saludable, tiene otro punto fuerte, que sus bebidas no necesitan refrigeración. “Normalmente, cuando queda azúcar residual en la bebida, se enfría para que las bacterias estén un poco aletargadas y se pare el proceso de fermentación. Nosotros lo que hacemos es parar este proceso no dándoles nada de comer, es decir, no tienen azúcar por lo que aunque esté a temperatura ambiente no sigue fermentando en la botella”, explica Iñigo Aguirrezabal. Esto supone una gran ventaja a la hora de distribuir sus productos y también para los hosteleros que los compran, que no necesitan mantenerlos en frigoríficos.
Diseño innovador
Los diseños de Miwi quedan bastante lejos de los que habitualmente tienen otras marcas de kombucha porque para esta empresa “una parte muy importante de los refrescos es el disfrute”. “Nosotros no parecemos una marca de productos saludables. Queremos que si te lo pides en un bar con tus amigos, no parezca que te estás tomando un medicamento”, confiesa Iñigo. Y es que el secreto radica precisamente en eso, “en mezclar la parte buena del mundo de los refrescos tradicionales con la parte saludable de los productos naturales y no nocivos”.
Miwi es una marca muy concienciada con el cuidado del medioambiente. El empaquetado es 100% reciclable y las botellas están creadas con un 60% de materiales reciclados. Además, cuentan con un proceso de elaboración externalizado, ya que desde el principio tenían claro que querían optimizar la eficiencia de las fábricas para terceros para mantener su continuidad, además de reducir las emisiones y el impacto medioambiental. “Todo lo que hacemos es hacia una empresa 100% sostenible”.
Asimismo, tratan de apoyar —en la medida de sus posibilidades—, la cultura. Están presentes en galerías de arte apoyando a pequeños artistas y también a músicos jóvenes. Sus neveras, además, han sido diseñadas por pintores de Madrid.
Un futuro prometedor
Ya están presentes en varios supermercados como Hipercor, Carrefour, Alcampo o E.Lecrerc y también en locales hosteleros, en unos 800 bares. Por otra parte, a través de su página web también se puede comprar. Envían directamente a domicilio, a toda España y en menos de 72 horas.
Cerraron el 2022 con una facturación de algo más de 420.000 euros. En 2023 esperan mejorar los resultados y prevén terminar el año por encima del millón de euros, teniendo en cuenta que, en lo que va de año, han vendido ya más de un millón de botellas.
Ahora y de cara al futuro, están en la línea de la innovación. “Eso tiene que estar en nuestro ADN sí o sí porque actualmente en el mundo del gran consumo se innova mucho”, señala Aguirrezabal. La intención, poco a poco, es ampliar horizontes y no solo con nuevos sabores, sino también con nuevos formatos e incluso con nuevas categorías además de la kombucha, siempre que sean productos saludables.