Iberdrola ha realizado las primeras pruebas de conexión a la red eléctrica del parque eólico marino Saint-Brieuc, el primer proyecto a gran escala de este tipo en Bretaña y el segundo de Francia en producir energía limpia. Para llevar a cabo este proyecto, en el que lleva trabajando desde hace doce años, advierten, la eléctrica vasca ha invertido 2.400 millones de euros.
Con las nuevas instalaciones, la compañía eléctrica vasca prevé ofrecer 496 MW de potencia a través de 62 aerogeneradores de 8 MW de potencia cada uno. Tras las pruebas pertinentes realizadas ayer, las primeras turbinas han comenzado a suministrar energía eléctrica limpia. Las restantes irán conectándose a la red de forma paulatina.
La electricidad producida será recogida por la subestación eléctrica ubicada en el centro del parque, para después ser transportada por dos cables submarinos con una tensión de 225 kV a la playa de Caroual, en Erquy, y será inyectada a la red a través de la subestación Doberie, ubicada en Hénansal (Côtes-d'Armor).
1.820 GWh anuales
Cuando el parque esté funcionando a pleno rendimiento, Saint-Brieuc aspira a producir 1.820 GWh al año, con los que pretende cubrir la demanda energética de 835.000 personas y el 9 % del consumo anual de electricidad de Bretaña.
De este modo, el territorio de Côtes-d'Armor, que cuenta con 600.000 habitantes, se convertiría en un municipio con energía positiva, lo cual quiere decir que será capaz de producir más energía de la que consume en su ámbito doméstico.
"Es una gran satisfacción que los primeros aerogeneradores del parque hayan comenzado a producir energía. Se trata de un paso simbólico tras 12 años de esfuerzos por llevar a cabo este gigantesco proyecto, que contribuye tanto a la soberanía energética de Bretaña como a la transición energética, un elemento clave en la batalla contra el cambio climático", ha afirmado Emmanuel Rollin, CEO de Iberdrola Francia.
Red de colaboradores
En el parque eólico marino de Saint-Brieuc, Iberdrola colabora con las empresas francesas RES y Caisse des Dépôts, ambas pertenecientes al consorcio Ailes Marines, propiedad de la eléctrica vasca tras la adquisición de la totalidad de sus acciones.
Pero además, el proyecto tiene un marcado sello español. Y es que, en el contrato, suscrito por 350 millones de euros, participan más de 15 empresas estatales. Se trata de una operación con "un gran efecto tractor", destacan, ya que conlleva la creación de más de 2.000 empleos directos y miles de empleos indirectos.
Pero además de Iberdrola, impulsora del proyecto, otras compañías vascas han participado en el proyecto, como Siemens-Gamesa, encargada de construir las turbinas. Dotadas con tecnología de última generación, contarán con una altura de 207 metros y palas de casi 82 metros de longitud, lo que permitirá ofrecer un área de barrido un 18% superior al modelo anterior y una mejora de la producción anual de energía del 20% respecto a su predecesora.