Es todavía una tecnología en pañales, pero el hidrógeno verde ha hecho ya sus primeras incursiones en algunas industrias vascas, caso de ArcelorMittal Sestao, o en proyectos asociados al transporte de la mano de CAF o Irizar. Queda mucho camino por recorrer hasta 2030, primera meta volante marcada por las instituciones para medir avances en la transición energética, y a día de hoy todo son incógnitas en torno al hidrógeno, la primera de dónde va a salir la energía necesaria para producirlo.
Un informe de Orkestra sobre el desarrollo y futuro del hidrógeno de origen renovable en Euskadi pone el acento en esta cuestión con base por un lado en los objetivos de impulso de las energías renovables estimados por el Gobierno vasco y, por otro, en el consumo total esperado de esta fuente para el año 2030.
En ese sentido el Instituto Vasco de Competitividad, bajo el paraguas de la Universidad de Deusto, recuerda que para ese momento, dentro de siete años, se aspira a una producción de hidrógeno verde de 100.000 toneladas anuales que requieren disponer de 5 TWh (teravatios/hora) de electricidad renovable. La opción más viable sería tirar principalmente de la eólica, que necesitaría una capacidad instalada de 2.330 MW (megavatios) para poder cumplir por sí sola ese objetivo. Es tres veces más que los 783 MW previstos por el Gobierno vasco para 2030, una meta ya de por sí ambiciosa a tenor de los largos plazos de tiempo que manejan los promotores de parques eólicos.
Es cierto que pueden aportar a la causa del hidrógeno otras fuentes con menor peso como la fotovoltaica, que aspira a aportar otros 300 MW al mix en 2030, lo que reduciría de forma importante la demanda de eólica, pero por otro lado también hay que dejar margen a la producción de renovables para otros usos más allá del hidrógeno. En definitiva el informe viene, más que a dar cálculos exactos, a recordar que, si bien alcanzar los objetivos de hidrógeno verde no es inviable a día de hoy, para ello hacen falta importantes inversiones tanto en generación renovable como en capacidad de electrolización (el proceso para producir hidrógeno).
Proyectos en marcha
La propia hoja de ruta oficial contempla elevar para 2030 el peso de las renovables al 21% pero con una suma importante de energía de fuera de Euskadi (la generación propia quedaría en el 14%). Dicho de otra forma, los planes para el hidrógeno no están en riesgo aunque no se dispare el número de aerogeneradores en suelo vasco, si bien la autosuficiencia energética es también un objetivo es sí mismo.
En ese sentido llegar a 783 MW de generación eólica es ya una meta ambiciosa y ni mucho menos sencilla de alcanzar con el estado de cosas actual, aunque sin duda el aluvión de nuevos proyectos y el interés de los inversores ha abierto una puerta a poder cumplir ese hito o al menos quedar muy cerca. Todo dependerá de en qué medida se materializan todas esas intenciones los próximos años y si los molinos pasan definitivamende de los planos al terreno.
Aunque quizá con menor repercusión social que los aerogeneradores, Euskadi tiene sobre la mesa también una batería de proyectos concretos en torno al hidrógeno, principalmente generación, transporte y usos industriales y para movilidad. Dentro del ecosistema encabezado por el Corredor Vasco del Hidrógeno, Iberdrola, Petronor, Sener, CAF, Irizar, Nortegas o el centro tecnológico Tecnalia avanzan en diversas iniciativas con esta fuente de energía.