Las ventas al extranjero son un pilar fundamental para el negocio de las empresas vascas. Y las exportaciones de Euskadi continúan acumulando malos datos, el último una bajada del 11,7% en agosto que enciende todas las alarmas. El gran problema es que al frenazo que se arrastra en la venta de productos energéticos, marcada por la menor producción de Petronor, se suma un descenso del 9% en sectores no energéticos, según datos de Eustat.
Es decir, todo el ecosistema empresarial está sufriendo un claro parón de las ventas en relación a 2022, si bien la energía marca mucho el dibujo con una caída del 33% en agosto. Es determinante en ese sentido la bajada de la actividad de la refinería de Muskiz, el pilar de las exportaciones de Bizkaia, aunque lo cierto es que el mal dato de agosto solo se explica por el pinchazo también de otros grandes tractores.
Y es que los productos que no están ligados a la energía anotan un dato negativo que contrasta con el crecimiento que aun conservaban en el mes de julio (+4%). La entrada de esta parte de la cesta comercial en terreno negativo en agosto es lo realmente preocupante y el elemento que confirma que la gran industria no encara un buen final de 2023.
Sectores clave como la siderurgia está notando ya un cierto bajón de pedidos para la parte final de año, lo que apunta a que la tendencia de las exportaciones continuará a la baja en los meses que quedan hasta Navidad. En el acumulado del año el motor exportador conserva todavía unas décimas en positivo gracias al buen arranque de ejercicio, aunque el margen cada vez es menor (+0,6% hasta agosto). Si la dinámica a la baja continúa Euskadi podría poner fin al encadenamiento de récords de sus exportaciones en los últimos años.
El Gobierno vasco mantiene que la economía crecerá el 1,7% este año, una décima más de lo anticipado en junio que permitiría preservar la mejoría constante del mercado de trabajo.