Puede decirse que Euskadi empieza a vislumbrar ya una realidad diferente a la de los últimos años respecto a la generación renovable. 2023 ha sido el año de la consagración de la eólica terrestre (también se ha dado un paso vital en la gestación del futuro primer parque marino) con una larga lista de nuevos proyectos que de ver finalmente la luz van a permitir cumplir con los objetivos marcados por el Gobierno vasco a medio plazo.

La carrera ha comenzado con retraso, es evidente, y de hecho está claro a estas alturas que no se van a poder cumplir los hitos intermedios marcados en la estrategia energética oficial. En 2025, por ejemplo, estaba planeado en un principio superar los 400 MW de potencia conjunta vía aerogeneradores, algo imposible de alcanzar teniendo en cuenta que los primeros parques en tramitación, impulsados de forma conjunta por el EVE e Iberdrola, empezarán a funcionar como pronto ese año.

Pero esos cinco años que quedan por delante hasta 2030 deben ser, si finalmente salen adelante de forma mayoritaria los parques en tramitación, el periodo clave en el despertar de la eólica en Euskadi. Dados los largos trámites que deben superar las infraestructuras de este tipo, el aluvión de proyectos que han germinado este año deberían en principio arrancar su construcción en esa franja 2025-2030.

Si 2023 comenzaba con un volumen de potencia eólica en tramitación de en torno a 500 MW (algún parque como el de Las Llanas de Fisterra Energy se ha caído desde entonces) los nuevos proyectos, mayoritariamente concentrados en Bizkaia, levantan esa cifra hasta acercarla mucho a los 783 MW planeados por Lakua para final de la década (50 de esos megavatios se asignan a la eólica marina y por tanto deberían corresponder a Geroa, el parque en el que trabaja Saitec).

Palas de aerogenerador de Siemens Gamesa. /EUROPA PRESS

Aluvión en Bizkaia

Este mismo viernes, sin ir más lejos, se han conocido dos nuevos proyectos eólicos en Bizkaia, uno de 13 aerogeneradores cerca de la costa, entre Gorliz, Lemoiz y Mungia, y un segundo de menor tamaño en el interior, entre Galdakao e Igorre.

El primero supone casi 90 MW y el segundo serían otros 27, es decir, más de 100 MW en un solo día. Pero es que hace apenas dos semanas la alemana RWE Renewables ponía en marcha la maquinaria burocrática para construir otro parque más muy cerca, en el entorno de Sollube, de otros 50 MW. Y además este año han brotado nuevos planes para levantar parques eólicos en Encartaciones o Barakaldo (monte Argalario).

Comienzan ahora todos ellos un largo recorrido, con la oposición generalizada de vecinos, ecologistas y ayuntamientos, en el que de verdad se comprobará hasta qué punto son alcanzables los objetivos del Gobierno vasco en materia renovable. 

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