Sidenor anunció hace unas semanas una "posible inversión" de 100 millones de euros en su planta cántabra, en Reinosa. La noticia cayó como un jarro de agua fría en la fábrica de Azkoitia, que ya se sabía candidata también a recibir ese impulso en forma de un nuevo tren de laminación de piezas de gran tamaño. Tras el anuncio la dirección ha confirmado a la plantilla que la decisión no está tomada y que sigue contemplando la posibilidad de destinar esos 100 millones a las instalaciones guipuzcoanas.
Una inversión que sería vital para la factoría y en general para todo el municipio de Azkoitia, que desde hace un tiempo ve con cierta preocupación el futuro uno de los ejes de actividad y empleo de la zona. Y el anuncio oficial en relación a la 'competidora' Reinosa alimenta la incertidumbre.
Según ha transmitido la compañía a los sindicatos no hay aun una decisión tomada. El grupo de José Antonio Jainaga habló en su día de "posible inversión" en Reinosa y se vienen manteniendo contactos fluidos tanto con este como con el anterior gobierno cántabro, que por su parte llevan tiempo demandando al industrial vasco un empujón para la fábrica situada al sur de la comunidad autónoma.
Reinosa arranca de nuevo
Ya el anterior ejecutivo de Miguel Ángel Revilla venía presionando a Jainaga para arrancar un compromiso a futuro con la factoría, que vuelve a ver la luz tras un periodo bajo mínimos. Como una balanza, la bajada de Reinosa permitió un tiempo coger aire a Azkoitia y, en sentido opuesto, ahora que la cántabra recupera pulso llegan las horas bajas en el municipio guipuzcoano.
Ya en el verano de 2022 el comité de Reinosa denunciaba el traslado de trabajos a Azkoitia, una dinámica que acabaría con la parada total del tren de laminación en otoño. El parón, que se saldó prácticamente sin medidas traumáticas vía recolocaciones en la propia acería, acabó durando un año, hasta este pasado octubre. Y el arranque en Cantabria lógicamente se ha dejado sentir en Azkoitia, cuyo tren grande (cuenta con otro más pequeño) ha bajado a dos relevos, incluso con paradas puntuales por semanas en este mes de diciembre.
Renovables y descarbonización
Que las acerías vivan el mes de diciembre a medio gas entra dentro de lo normal y, como es el caso de Sidenor Azkoitia, los días de flexibilidad pactada suelen ser suficientes para dar cobertura en el frente laboral. Más aun este año, con una previsión de demanda general de acero para el primer tramo de 2024 más pobre de lo habitual por la debilidad que están mostrando pilares como la automoción.
Y eso que al anunciar la posible inversión en Reinosa Sidenor apuntó a un crecimiento de los pedidos el año que viene en sectores que reclaman piezas de grandes dimensiones como el eólico (aquí es clave que Siemens Gamesa retome la actividad) o los vehículos y maquinaria pesada. Son los nichos de los que viven en gran medida los centros de trabajo guipuzcoano y cántabro, mientras que los cuarteles generales de Basauri disponen de un catálogo más diversificado. Todo el grupo de Jainaga se encuentra inmerso en un viraje hacia sectores de futuro, en especial las renovables, reduciendo su exposición a la industria más tradicional.
Fin del convenio en 2023
La duda es si ese repunte del mercado será suficiente como para dar garantías a Azkoitia en caso de que finalmente sea Cantabria la que gane protagonismo con ese nuevo tren de laminación de gruesos. La dirección de Sidenor señala internamente al volumen de ayudas públicas o a los costes salariales como factores a tener en cuenta a la hora de decidirse por una planta u otra.
Y todo ello además cuando Azkotia está a las puertas de negociar el nuevo convenio. La fábrica del Urola, por encima de 300 trabajadores (los vaivenes en el nivel de producción han hecho oscilar el número de eventuales), finaliza en 2023 la última prórroga de su acuerdo laboral, con lo que 2024 es un año marcado en rojo a nivel negociador.
Y de puertas para adentro a nadie se le escapa que la anunciada inversión condiciona y mucho el tablero. Los sindicatos de la planta guipuzcoana están estos días terminando de pulir sus plataformas de cara al inicio de las negociaciones. Más allá de esa pugna con Reinosa, como es habitual en estos procesos el comité demandará atar compromisos de inversión para asegurar el empleo a medio largo plazo.