Tekpolio y Microdeco se han dado el 'sí quiero' definitivo tras meses de negociaciones que confirma la continuidad de la actividad industrial de una empresa histórica. Como adelantó Crónica Vasca, la operación estaba encarrilada pero la firma definitiva vale su peso en oro ya que el fabricante de piezas para automoción ya había visto antes como se le escapaban otros inversores en el último suspiro.
La compañía de Ermua acaba así en manos de uno de los instrumentos de inversión de perfil tecnológico más prometedores de Euskadi, propiedad de la familia Delclaux y que está asumiendo en poco tiempo un buen número de compañías de pequeño-mediano tamaño con proyección. Microdeco complementa el abanico de negocios de Tekpolio y en especial el área de decoletaje de alta precisión, en el que ya cuenta con la firma Decoletaje y Fijación.
La catalana Deale, una plataforma digital para inversores y empresas, o la ingeniería vizcaína Irontec son otras de sus últimas adquisiciones, a las que el fondo de los Delclaux-Lezama Leguizamón suma una participación relevante en una fábrica de hidrógeno verde de la sevillana H2B2. Ahora Microdeco, una compañía con un amplio bagaje a sus espaldas, ha despertado el interés de la conocida familia de empresarios.
Una de las claves, explican fuentes conocedoras de la operación, es el elevado potencial tecnológico de la maquinaria alojada en las instalaciones centrales de Ermua, así como la flexibilidad que ofrecen los centros productivos de México y Rumanía, que entran en el paquete de compra. Otro factor que ayuda es que Microdeco, pese al larguísimo concurso de acreedores, ha mantenido la actividad y por tanto en ningún momento ha dejado vacío su escaparate, lo que permite a los Delclaux recoger un proyecto 'vivo' con buena parte de los deberes hechos a nivel comercial.
Seis millones y medio
Y es que Microdeco sigue siendo pese a todo una marca muy conocida en el mercado de automoción, que vive una larga transformación en busca de asentarse definitivamente en brazos de la nueva movilidad eléctrica. Cuando entró en concurso en 2021 acumulaba una deuda de en torno a 20 millones de euros, que a base de ajustes del gasto ha ido permitiendo alcanzar acuerdos con la banca para poder presentar a los inversores cifras más razonables.
El fondo familiar de los propietarios de Vidrala entrará finalmente en Microdeco con alrededor de 6,5 millones de euros, de los que una parte servirán para cumplir estos compromisos financieros, otra para abonar lo acordado con los trabajadores que dejan la plantilla, que queda finalmente en algo más de medio centenar de personas, y el resto para gastos operativos.
Pese al fuerte ajuste en el plano laboral, los nuevos inversores llegan con planes de expansión que podrían permitir ir recuperando el volumen de empleo en los próximos años. El estado actual de la maquinaria es bueno, de hecho es uno de los puntos fuertes que han atraído a más de media docena de grupos interesados en reflotar la compañía, si bien no se descartan inversiones más adelante.
La automoción vasca salva así una pieza importante, como ya lograba hacer recientemente con la cooperativa Matrici, en un momento además en el que la amenaza de cierre se cierne sobre otras firmas históricas del sector como Mecaner, en Urduliz, o Glavista de Llodio, antigua Guardian.