Urkullu corona la 'política clúster': 17 entidades con interés privado y gasolina pública
El nuevo BasqueFIK, el clúster financiero vasco, pone la guinda a una red reconocida a nivel internacional reflejo de la apuesta del PNV por los espacios compartidos por empresa y administración
26 febrero, 2024 05:00Noticias relacionadas
Se quejaba públicamente Iñigo Urkullu hace unos días, en uno de sus últimos discursos de corte económico como lehendakari, de que ciertos sectores "demonizan" la iniciativa privada. El mandatario jeltzale, haciendo hincapié en el peso que ha concedido su partido siempre a las alianzas público-privadas, aprovechaba la presentación del nuevo clúster financiero BasqueFIK para enviar un guiño a los altos estamentos empresariales en la antesala de las elecciones autonómicas.
Y lo hacía precisamente rodeado de algunos de sus mejores representantes, de los que una parte ya hace tiempo ha detectado las carencias de Euskadi para agrupar músculo inversor y poder construir y retener grandes proyectos. El caso paradigmático es el del propio Jon Ander de las Fuentes, elegido por el Gobierno vasco para encabezar el clúster financiero y, más allá de su amplio currículum como directivo, capitán de la fundación Artizarra (venus en euskera), nacida hace relativamente poco tiempo precisamente para respaldar económicamente el crecimiento de empresas locales.
Artizarra, que cuenta entre sus patronos con José Poza, José Galíndez, Javier Ormazabal o Teresa Madariaga, canaliza inversiones a través de fondos agrupados en la gestora Stellum Capital. "Veíamos pronósticos grises sobre el futuro de Euskadi. Queremos arrojar luz en ese futuro", decían los responsables de Artizarra en la puesta de largo de sus nuevos proyectos. Mención aparte merece en ese sentido el desencuentro entre el lehendakari y el think tank Zedarriak hace un par de años por destacar el foro empresarial algunas de las carencias del ecosistema económico vasco.
Curiosamente, olvidado aquel incendio, el propio Urkullu reconoce a prácticamente un puñado de semanas para dejar lehendakaritza que uno de los "límites" económicos de Euskadi es la falta de "capital inversor". Y ese agujero es el que viene a tapar, o a intentarlo, el nuevo clúster BasqueFIK, un conglomerado de agentes públicos y privados (la mayoría están en la difusa frontera que separa ambos mundos) de carácter "estratégico" que busca devolver a Euskadi capacidad inversora y situar al territorio otra vez como plaza financiera de referencia.
La 'corona' de la red de clústers
Urkullu se despide así celebrando el nacimiento de una iniciativa en la que los dos departamentos económicos de Lakua, Desarrollo Económico y Hacienda, llevan años trabajando. Con las elecciones a la vuelta de la esquina será el nuevo ejecutivo el que dote de contenido real a BasqueFIK. Si bien se prevé que PNV y PSE repitan al frente de Lakua, es segura la marcha de Pedro Azpiazu del gabinete de Hacienda y Economía, mientras que la continuidad de Arantxa Tapia en Industria no está clara.
Al margen del recorrido que pueda tener este nuevo clúster, que dependerá ya de los nuevos propietarios de estas carteras y en especial de la visión que traiga el nuevo lehendakari, previsiblemente Imanol Pradales, puede decirse que Urkullu culmina sus doce años de mandato colocando la guinda al entramado de clústers de Euskadi, una red que queda coronada con este consorcio clave por el papel que desempeña la banca como motor de cualquier ecosistema económico.
Puede decirse que Urkullu coloca sobre la bocina la última pieza de un puzzle complejo, incluso a veces difícil de cuantificar dada la proliferación en los últimos años de otro modelo de agrupación empresarial parecida, la del 'hub', en principio con ambiciones menores y carácter menos estable. Si se atiende al listado oficial emitido desde Lakua en base a las asociaciones clúster que participan en el observatorio de coyuntura industrial, BasqueFIK sería el clúster número 17 de los que están operativos actualmente en Euskadi tras diversas integraciones.
Financiación pública
Y, así, el mundo empresarial vasco aparece interconectado por otra red, paralela a la que dibujan las patronales, que lo abarca casi todo (además del financiero: aeronáutica, alimentación, automoción, biosalud, construcción, energía, ferroviario, fundición y forja, madera, naval, máquina herramienta, medio ambiente, papel, acero, tecnología y transporte y logística). Algunos de ellos son parte de un conglomerado mayor que opera a nivel nacional.
Puede decirse, a grandes rasgos, que los fines que dan origen al clúster tienen más que ver con aspectos como la innovación, la investigación o la internacionalización. Y aunque el sistema viene de lejos (suele atribuirse el origen de los clústers a la época de Jon Azua, vicelehendakari y consejero de Industra en los noventa) el gobierno de Urkullu, al igual que el de Patxi López, ha hecho lo posible por dar su propio impulso a un modelo muy reconocido fuera de Euskadi.
Da sin duda lustre al modelo su proyección internacional (como recoge la web de la Spri la política vasca de clústers se ha estudiado como caso de éxito en Harvard), incluso desde sectores sociales y sindicales se reconoce que la fórmula de alianzas por sectores es buena para el empleo.
La sombra aparece, conectando con una crítica recurrente de partidos de oposición hacia el PNV, en torno a la pregunta de si la maraña de entidades que de una u otra forma orbitan en torno a una administración del tamaño de la vasca no es excesivamente amplia. En el caso concreto de los clústers hay una partida presupuestaria de ayudas de casi 4 millones al año, a lo que se suman otras inyecciones vía proyectos, por ejemplo de I+D, a los que concurran varias empresas de la mano.