Mientras Europa sigue sin consensuar un castigo al GNL (gas natural licuado) ruso, el que llega principalmente por barco, Euskadi vuelve a comprar gas de Moscú en las mismas cantidades que antes de iniciarse la guerra. Rusia se sitúa en 2023 de nuevo entre los mayores vendedores de este combustible al País Vasco, que tiene como principal puerta de entrada el Puerto de Bilbao, rozando las 300.000 toneladas, cuatro veces más que el año anterior aunque con un precio mucho más bajo.
Dos años después del inicio de la guerra en Ucrania Bruselas sigue llamando la atención sobre los altos volúmenes de gas ruso que viajan a España, en gran parte a través de los buques que llegan a Bahía Bizkaia Gas (BBG), la regasificadora del Puerto de Bilbao. Sigue sin haber acuerdo entre los socios europeos en ese sentido para sancionar en firme la llegada de gas ruso en forma líquida por mar (la regasificadora convierte el GNL en gas natural para su envío a la red), si bien en 2022, en plena conmoción social tras la invasión rusa, el volumen que entró a Euskadi se redujo de forma importante.
Hay que recordar que sí se han impuesto sanciones al gas que llega por tuberías desde Moscú y también al petróleo. De hecho Petronor, la principal refinería vasca, tuvo que encontrar alternativas de suministro tras el inicio de la guerra. En el caso del gas que llega en buques podría haber cambios a lo largo de este año, pero de momento hay vía libre para su importación.
Y las cifras hablan por sí solas en lo referente al Puerto de Bilbao, una de las puertas del gas ruso a España: la bajada de las compras a Rusia en 2022 fue puntual, aunque el conflicto bélico sí sirvió para consolidar proveedores alternativos. En 2022, como explicaba el propio presidente de la Autoridad Portuaria, Ricardo Barkala, el gas de Estados Unidos, Nigeria y Trinidad y Tobago sustituyó al procedente de Moscú.
Rusia escala de nuevo
En 2023 la situación vuelve a la normalidad y Rusia recupera su sitio entre los tres principales exportadores de gas, aunque lejos en todo caso de los volúmenes que maneja EEUU, origen más o menos de la mitad del millón y medio de toneladas que entraron a Euskadi en todo el año pasado. La cantidad que llegó desde el país norteamericano fue superior a la de 2022 aunque quedó algo por debajo de 2019, cuando se superaron todos los registros en cuanto a importación de gas.
Por otro lado, Nigeria multiplica por cinco sus exportaciones de este combustible el año pasado para colocarse como segundo gran vendedor en este caso por encima de las toneladas de 2019. Trinidad y Tobago, en cambio, baja respecto a 2022, un hueco ocupado en parte por el GNL llegado desde Rusia (en total el volumen de gas que llegó a Euskadi aumentó de 1,4 millones a 1,6 millones de toneladas, aunque en euros la cifra bajó en torno a un 40%).
El país de Vladimir Putin envió a Euskadi cerca de 300.000 toneladas de gas, menos de la mitad que Estados Unidos pero muy por encima de las descargas del año que comenzó la guerra. Rusia encabezó el ránking de grandes exportadores de gas en 2019, en 2020 despuntó Trinidad y Tobago y en 2021 las ventas estuvieron muy repartidas entre los grandes exportadores.
El aumento de las compras de gas a Rusia coincide con un crecimiento de la actividad de la regasificadora del Puerto de Bilbao, cuya propiedad está compartida por el EVE (Gobierno vasco) y Enagás, pese a la reapertura por parte de la principal compañía gasista en España de la instalación de El Musel, en Gijón. Los graneles líquidos, básicamente GNL y petróleo, siguen liderando el crecimiento de los tráficos del principal puerto vasco.