Euskadi destaca por su baja capacidad de generación de renovables. En los inicios ya de un nuevo despegue en la construcción de parques eólicos y fotovoltaicos, el País Vasco debe acelerar para cumplir los objetivos oficiales de cara a 2030, en especial en el caso de la energía que producen los aerogeneradores, a la que se confía principalmente ese salto de calidad esperado para el final de la década.
En estos momentos la balanza está muy descompensada: la industria eólica vasca es muy potente frente a un ecosistema de parques escasísimo, apenas cinco complejos relevantes de aerogeneradores de los que el último, el del Puerto de Bilbao, se levantó hace casi 20 años. Con 153 megavatios (MW), Euskadi es la cuarta comunidad autónoma con menor capacidad instalada vía aerogeneradores, solo por delante de Baleares, prácticamente con esta tecnología sin implantar, Cantabria (35 MW) y Extremadura (39), según el último informe de la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
Y no hace falta irse a los grandes territorios de la 'España vaciada' para dar con datos que multiplican por mucho la capacidad de Euskadi. La Rioja, con el triple, o Navarra, por encima de los 1.300 MW, tienen los deberes mucho más adelantados. Destacan en el ranking Castilla y León, con 276 parques eólicos a cierre de 2022, Galicia y Aragón, estas últimas cerca de los 200.
Esta mala posición en la tabla contrasta con el poderío que presentan las empresas vascas que forman parte de la cadena eólica y enfocadas principalmente en la exportación y en las oportunidades que surgen en otras comunidades autónomas. Con Siemens Gamesa a la cabeza, ahora en plena crisis a la espera de poder resolver los problemas en sus turbinas, el sector eólico vasco cuenta con en torno a un centenar de firmas con referencias como Iberdrola, Ingeteam, Sener, Saitec o Haizea Wind (eólica marina), además de otros fabricantes especializados en componentes concretos de los aparatos.
Empleo directo
Estas empresas generan cerca de 3.000 puestos de trabajo directos en Euskadi (el impacto económico si se incluye su actividad en el exterior es mucho mayor), según la estimación de la AEE y teniendo en cuenta el crecimiento de algunas de las empresas con centros productivos en el País Vasco en los últimos meses, caso de la propia Haizea Wind. Se trata de la segunda cifra más alta de todas las comunidades autónomas solo por detrás de Galicia, que bordea los 4.000. Incluso Navarra, donde Siemens Gamesa tiene su otro gran cuartel general además de Zamudio, presenta una cifra de empleo asociado más baja.
La eólica vasca se encuentra ahora en un punto de inflexión que marcará su futuro. Por un lado será muy relevante cómo evolucione la salud de la antigua Gamesa, para la que Siemens prevé una cierta normalidad a nivel de resultados hacia 2026. Pero la realidad es que la compañía de Zamudio ha ido viviendo progresivos recortes de plantilla, aunque sin despidos, que en cierta medida han afectado a las oficinas y plantas productivas de Euskadi. Es más que probable que la pérdida de empleo continúe hasta que la situación se normalice.
Y el otro gran elemento de cambio es precisamente el aluvión de proyectos en tramitación administrativa y que, si no hay un giro de guión muy sonado a nivel político, irán alumbrando nuevos aerogeneradores en la parte final de la década, incluida la eólica marina, aun en fase muy incipiente. Aunque la construcción de parques está delimitada en el tiempo, el alto número de proyectos abre una puerta a la generación de un buen número de empleos en los próximos años, a lo que se suman las labores de mantenimiento de las instalaciones.
30 millones a proveedores
Los distintos proyectos presentados al Gobierno vasco desgranan el impacto socioeconómico que tendrá la construcción del parque y su futuro mantenimiento, con cifras que varían lógicamente en función del tamaño del complejo. Por tomar una referencia intermedia (la mayor parte de parques en tramitación no superarán los 50 MW), un grupo de molinos con una capacidad conjunta de 27 MW generaría cerca de 250 puestos de trabajo, según la documentación de Ferosca 1, el parque proyectado por Delta Power entre Llodio y Ayala.
Y se calcula además el impacto de la construcción de estos aerogeneradores (seis en total) en la cadena de proveedores y fabricantes en cerca de 30 millones de euros que, en gran medida, podrían quedar en manos de empresas vascas.