Desde la costa el aerogenerador flotante desarrollado por Saitec parece a tiro de piedra. Pero la distancia engaña. Dos millas, para quien no está acostumbrado a montar en barco, se hacen largas. Y en ese trayecto hasta la plataforma amarilla que flota en el recinto de pruebas de Bimep David Carrascosa, uno de los 'cerebros' del proyecto, desgrana a un grupo de periodistas vascos e internacionales los entresijos de un aparato pionero llamado a revolucionar la eólica marina.
La pregunta cuando se mira mar adentro, con la plataforma de gas La Gaviota a un costado, es si, efectivamente, dentro de una década el mar estará poblado de molinos gigantes. Carrascosa es cauto pero a la vez optimista sobre la posibilidad de que, bien entrada la década de 2030, se puedan construir aerogeneradores de grandes dimensiones frente a la costa vasca para generar energía limpia a gran escala. Pero antes tienen que encadenarse una serie de hitos intermedios y, desde luego, los obstáculos son muchos.
A día de hoy Euskadi no se encuentra ni de lejos entre las comunidades autónomas llamadas a encabezar la carrera por el desarrollo de parques offshore en España. Ni las condiciones del suelo marino, con demasiada profundidad a pocos metros de la costa, ni la velocidad del viento, invitan en principio a dar prioridad al Cantábrico como cuna de los aerogeneradores. Todo apunta a que será Canarias la primera comunidad en contar con molinos en sus aguas, a un nivel comercial probablemente hacia 2030, a la que seguirán otras con mejores condiciones que Euskadi como Galicia o Cataluña.
La semilla que Saitec colocó el pasado verano en Bimep y que ya envía energía a la red con normalidad en fase de pruebas es el resorte que puede servir de empujón. La tecnología de Demosath, como se llama el prototipo, permite 'nadar' a los aerogeneradores sin necesidad de pisar el fondo marino y eso abre una puerta a la generación offshore también en aguas de la costa vasca.
Por ahora el experimento va según lo previsto, comentaba Carrascosa a bordo en un día soleado y, eso sí, con poco viento. El sistema funciona, ¿y ahora qué? La idea es que Demosath sea la semilla de unos futuros tres molinos intermedios, de unos 15 MW (mucho más que los 2 MW actuales) que conformarán el complejo de Geroa, previsto en una zona de Bimep más alejada de la costa y que entrará en funcionamiento, si no hay más retrasos, a finales de 2027.
El que será el primer parque marino vasco, de unos 45 MW, aportará a la red electricidad como para abastecer a unos 45.000 hogares, lo que a una media de dos personas por hogar equivaldría, más o menos, a la población de los grandes municipios vizcaínos después de Bilbao como son Barakaldo y Getxo. Será esa una etapa intermedia que, de cuajar, daría argumentos a Saitec y al resto de empresas vascas implicadas en la fabricación de soluciones flotantes para aerogeneradores para ejercer presión institucional para que el Gobierno central otorgue a la costa vasca una primera zona para explotar la eólica marina a nivel comercial, algo que no ha conseguido en una primera regulación del espacio marítimo. Si eso finalmente ocurre ya habría que pensar en aparatos de dimensiones mucho mayores y también en distancias y profundidades más largas.
La propia Saitec, que tiene entre manos ofertas para exportar la tecnología de Demosath a otros países, quiere ejercer de bisagra para hacer posible ese escenario. "Vamos paso a paso, poco a poco", se conjuraba Carrascosa mientras el barco, poco a poco, recorría el trayecto de vuelta al puerto de Armintza.