Se enreda la operación de desembarco en Talgo de Magyar Vagon, la compañía húngara que ha presentado una OPA para hacerse con la totalidad del fabricante de trenes. Aunque el vendedor quiere vender y el comprador comprar, el Gobierno central estudia vías para evitar la fuga del centro de decisión al país centroeuropeo que dirige el ultraderechista Viktor Orban.
Dejar hacer al mercado no parece una opción a estas alturas con una empresa considerada estratégica por el Ejecutivo y cuya relevancia va más allá de su impacto económico y en el empleo. Talgo es, además de una firma histórica, uno de los pocos fabricantes de trenes en España, proveedor clave del principal operador estatal Renfe y, por ello, una pieza troncal de la industria y el transporte del país.
Antes de lanzarse formalmente la OPA desde el Ejecutivo se avanzó malestar con la propuesta, pero dado el interés de los accionistas, encabezados por el fondo Trilantic, en vender, el gabinete de Pedro Sánchez no tiene otra opción que encontrar alternativas a perder el control total de la empresa.
Una de ellas podría ser hacerse con parte de la propiedad, una especie de nacionalización parcial que permita una cogobernabilidad en alianza con Hungría. La propia Magyar Vagon, que entaría en Talgo junto al fondo del país Corvinus, está abierta a explorar esa hoja de ruta después de que algunos medios hayan hecho público un supuesto interés de la suiza Stadler por sumarse a la puja.
Más pedidos
Si este interés se concretara en un contraopa que mejore la oferta inicial el Gobierno central ganaría argumentos para consumar un veto que, a día de hoy, sigue siendo difícil de sostener pese a los vínculos que se atribuyen a Corvinus y a la propia Magyar Vagon con el gobierno ruso de Vladimir Putin.
Y con el futuro de la compañía en el aire, Talgo puede seguir engordando su cartera de pedidos tras quedarse sola en un concurso en Bulgaria. Según avanzó Cinco Días, la firma de Carlos de Palacio se queda como única candidata a la construcción de 20 trenes en el país después de que la china CRRC haya abandonado el proceso.
En la planta alavesa de Rivabellosa hay al menos carga de trabajo ya hasta 2029 y además Talgo sigue inmersa en varios concursos públicos de calado, uno de los más relevantes el que prepara Marruecos como parte de la actualización de sus infraestructuras para la disputa de algunos partidos del Mundial de fútbol en 2030.