Un fondo soberano vasco sería, siendo generosos, la Galia luchando contra los romanos. En un escenario optimista Euskadi podría reunir bajo el control público entre 1.000 y 3.000 millones de euros para sujetar el control de grandes empresas, según las estimaciones de los partidos políticos, una gota en el desierto en relación al casi billón y medio de euros que maneja el fondo controlado por el estado noruego, el más grande de Europa compitiendo en volumen con los de Japón y China.
La figura del fondo país se ha ido extendiendo entre las grandes potencias para sacar rentabilidad principalmente dos tipos de activos: las pensiones y los recursos energéticos. Y el crecimiento de esta figura en los últimos años en el panorama empresarial es muy relevante hasta el punto de que fondos soberanos extranjeros han puesto sus ojos en compañías estratégicas en España, el último caso sonado el de Arabia Saudí y Telefónica.
En ese avance de los petrodólares, Mubadala (Abu Dhabi) controla Cepsa mientras que el fondo soberano de Qatar es el primer accionista de Iberdrola. Detrás de una de las grandes operaciones corporativas en marcha este año, la OPA a Talgo, está también un fondo estatal, en este caso el del gobierno húngaro de Viktor Orbán (Corvinus).
Por encima de todos ellos por volumen se encuentra Noruega, que a través de Norges Bank Investment Management (del banco central del país) controla más de 20.000 millones en inversiones en España (Norges es entre otras accionista de Iberdrola). Statkraft, también controlada por el estado noruego, es la principal promotora de renovables de Europa.
Sumar fuerzas
En cierta forma la idea de un fondo controlado por el Gobierno vasco para invertir en grandes empresas ya existe. Lo más parecido sería Finkatuz, con un alcance muy limitado (unos 300 millones de euros) al que, además, no se le está sacando todo el partido (hay invertidos 100 millones en ITP Aero, CAF y Kaiku).
A otro nivel, más enfocadas en el desarrollo de compañías con potencial de perfil tecnológico e innovador, la administración vasca tiene inversiones agrupadas en su sociedad de capital riesgo (SGEIC) en otro centenar de proyectos. Con menos tirón mediático que Finkatuz, el Ejecutivo de Iñigo Urkullu lanzó antes de la pandemia ABE Capital Partners, para pequeñas y medianas empresas, con media docena de participadas. El entramado de inversiones en el tejido empresarial es en realidad mucho más complejo incluso en ocasiones difícil de supervisar, como denuncia la oposición, más aun si se suman las sociedades públicas y la actividad de las diputaciones.
La idea de crear un fondo soberano podría servir precisamente para aglutinar fuerzas y 'podar' aquellos instrumentos menos eficaces para ayudar a las empresas. Las apuestas políticas coinciden en señalar a Finkatuz como uno de los pilares de ese nuevo instrumento y, a partir de ahí, cada partido tiene su receta. Parece haber coincidencia en que se debe aprovechar el potencial de los planes de pensiones privados (EPSV) y recabar el respaldo de las referencias financieras como Kutxabank, aunque sobre el banco hay visiones políticas divergentes.
¿Es realista un fondo soberano vasco?
Euskadi cuenta con cuentas públicas saneadas lo que, si se deja de lado el tamaño del territorio, ya le coloca en mejor posición que España para lanzar un fondo país. Lo más pacecido a nivel nacional sería la Sepi, la empresa pública que concentra la participación del Estado en firmas industriales, aunque tanto sus orígenes como su funcionamiento actual tienen poco que ver con el de los grandes fondos soberanos extranjeros.
En cuanto al potencial de un fondo propio de Euskadi, EH Bildu estima que se pueden reclutar en torno a 1.300 millones para comprar participaciones en empresas estratégicas. Desde el PNV, Joseba Díez Antxustegi eleva la apuesta en el Foro de Propuestas de Crónica Vasca al umbral de 3.000 millones, entre otras vías engordando la aportación a Finkatuz. El candidato jeltzale a lehendakari, Imanol Pradales, hace suya en esta campaña la idea de consolidar el viejo proyecto de Urkullu de crear un gran motor inversor vasco que el de Alonsotegi no ha logrado culminar estos 12 años.
Un hito relevante, eso sí, ya en la prórroga de la tercera legislatura, es el nacimiento del clúster financiero vasco, una especie de foro público-privado que puede ser un soporte importante de ese futuro fondo. Otros partidos como Elkarrekin Podemos también vienen apostando ya por esa idea del fondo soberano. Desde el PSE, Denis Itxaso reclamaba en el Foro de Propuestas de este medio un mayor esfuerzo para el arriago a a la banca vasca mientras que Álvaro Gotxi, del PP, pedía directamente acabar con Finkatuz ante su escasa eficacia a la hora de retener y atraer empresas.