Asturias celebra que ArcelorMittal, uno de los tractores económicos del territorio, empieza a construir el nuevo horno eléctrico para la acería de Gijón, uno de los dos ejes del grupo en la comunidad junto a Avilés. Es un paso ya anunciado pero de gran simbolismo que da el pistoletazo de salida a un ambicioso plan de descarbonización a varios años para mantener un entramado industrial del que dependen miles de familias asturianas.
Esa primera reforma en Gijón, dirigida por la guipuzcoana Sarralle y a la que luego debería seguir la nueva planta de reducción de hierro (DRI) con hidrógeno verde para transformar todo el ecosistema productivo de Arcelor en Asturias, es una etapa del camino que ya ha recorrido la fábrica del gigante siderúrgico de Sestao. El propio Aditya Mittal, hijo de Lakshmi Mittal y actual CEO de la compañía, señalaba recientemente que la Acería Compacta de Bizkaia (ACB), heredera de los Altos Hornos y que utiliza ya electricidad como 'gasolina', va a cumplir la hoja de ruta anunciada en 2021 para convertirse en la primera acería del mundo con cero emisiones netas.
No solo será la ACB el motor a futuro del grupo en Euskadi, donde Arcelor tiene plantas también en Etxebarri, Bizkaia, y en Olaberria, Gipuzkoa, es que la planta de la margen izquieda está en camino de convertirse en referencia de la multinacional en todo el sur de Europa. La descarbonización llega en forma de auténtico milagro para una planta hasta hace poco 'abandonada' por la dirección de la compañía y fuertemente castigada por los costes energéticos, que gracias a las urgencias renovables se convierte ahora en la joya de la corona.
Nada es para siempre y la ventaja competitiva de la que ahora dispone Sestao se irá disolviendo a medida que el sector vaya renovando sus instalaciones en la línea de esa transformación que ahora inicia Gijón. Pero hasta entonces la ACB tiene un periodo dulce por delante que ya se empieza a saborear. Tras un 2023 de transición la fábrica confirma este año el despegue a nivel de números y, esta vez sí, todo apunta a que se colocan los cimientos para alcanzar el pleno rendimiento más pronto que tarde.
Nuevas contrataciones
El objetivo de las 600.000 toneladas al cierre del año sigue intacto. Es un salto cualitativo en relación a los volúmenes de producción que ha manejado la planta en los últimos años, con paradas intermitentes sobre todo en picos de precios energéticos, aunque solo un paso en el camino hacia la meta del millón y medio de toneladas. Ese es el gran objetivo anunciado durante la pandemia por el grupo de los Mittal para 2025 y que situaría a la acería de nuevo en primera fila dentro del mapa siderúrgico vasco.
Todo el proceso de descarbonización del grupo en España, acompañado de ayudas europeas millonarias, acumula retrasos y en buena lógica no será el año que viene cuando Sestao alcance ese hito, para el que será necesario poner en marcha las dos líneas de la factoría, de las que aun solo está operativa una.
En ese sentido, la parada intermedia es colocar esa primera línea a pleno rendimiento, un proceso gradual que está cada vez más cerca de culminarse. Aun el volumen con el que se prevé cerrar este año dejaría margen para ganar un puñado de toneladas más (cada línea puede alcanzar las 800.000 toneladas de bobina), pero más allá de la cifra final lo importante es que la compañía sigue asentando el crecimiento en todos los frentes, también el laboral.
Sestao acaba de incorporar cerca de medio centenar de trabajadores en forma de quinto relevo para poder pisar el acelerador, lo que sitúa el volumen de plantilla en unas 320 personas, con niveles de temporalidad relativamente bajos sobre todo tras las limitaciones aprobadas en la última reforma, en línea de lo que está ocurriendo en general en todas las grandes industrias.
Aunque con cierta demora ArcelorMittal va cumpliendo los ambiciosos planes anunciados hace unos años para la histórica fábrica vizcaína, que recorre su propio camino al margen de las dudas que planean sobre la transformación energética asturiana sobre todo por la escasa confianza que sigue reportando a nivel de rentabilidad el hidrógeno verde. Aunque sobre el papel Sestao y Gijón presentan algunos puntos de conexión todo apunta a que el protagonismo de la ACB está asegurado más allá de lo que ocurra en Asturias.