Befesa es a día de hoy una compañía internacional, con más de un millar de empleados repartidos en sus 18 plantas de Europa y Asia. Especializada en la gestión integral de residuos industriales, es líder en el reciclaje de residuos derivados de la producción de aluminio y de acero a partir de chatarra, principalmente polvo de filtro de acerías y escorias salinas.
Según sus datos, esta multinacional recicla anualmente más de 1,5 millones de estos residuos, catalogados como peligrosos, y produce, a partir de ellos, 1,2 millones de nuevos materiales, como Waelz Oxide –un óxido de zinc que contiene alrededor del 70% de zinc-, concentrados de aluminio y aleaciones de aluminio secundario.
Esta transformación, que "implica una menor utilización de energía para producir esos metales que con la minería y el procesamiento del metal", favorece la economía circular y posibilita "reducir el consumo de materias primas naturales que proceden de la extracción de recursos naturales limitados", destacan desde Befesa.
Sin embargo, conocida en Euskadi por su planta ubicada en Asua, en la localidad vizcaína de Erandio, como ya contamos en Crónica Vasca, no es bien recibida entre los vecinos de la zona por lo contaminante que resulta para el entorno. Y es que en este punto, donde la industria pesada aún sigue presente de la mano de ésta y otras fábricas, los niveles de calidad del aire se sitúan entre los peores de toda España, según los estudios realizados por diversos organismos mediante los diversos medidores instalados en los últimos años.
Para hacer frente a la competencia del Este de Europa
Más allá de su actividad y del impacto medioambiental que esta planta supone, en este reportaje nos centraremos en repasar la historia de Befesa, una multinacional que nació en 1993 de la mano de tres empresas: Indumetal, Duro Felguera y Berzelius Umwelt Service (B.U.S), perteneciente al grupo industrial alemán Metallgesellschaft, cuyos orígenes se remontan al siglo XIX.
Es precisamente este conglomerado germano quien, tras la caída del Muro de Berlín, con la irrupción de metales procedentes de los países del Este de Europa a precios más competitivos, vio cómo se agravaban sus problemas de liquidez, al encontrarse fuertemente endeudado a raíz de su ambiciosa expansión.
Al crear Befesa, se establece como empresa con sede en Euskadi ya que únicamente cuenta con los activos españoles que B.U.S. quiere vender para reducir su deuda. Cinco años después, incluso, saca un tercio de su propiedad a la Bolsa española y en el año 2000, Abengoa, que en esos momentos se encontraba en plena expansión, decide lanzar una OPA de 170 millones de euros por el 50% de la compañía.
OPA de Abengoa
La firma sevillana va ganando terreno poco a poco y termina absorbiendo Befesa en su totalidad, que pasa a convertirse en una de sus filiales. Sus resultados son tan buenos que en 2006 llega incluso a entrar en B.U.S. y se convierte en líder en el reciclaje de polvo de horno de arco eléctrico en Europa.
A lo que se suma, en 2009, su adquisición de los activos de Agor AG en Alemania, que, con la entrada un año después en Turquía, le convierte en líder europeo en el reciclaje de escorias salinas. Todo va mejor de lo esperado, así que en 2011, Abengoa saca a Befesa de la Bolsa para conservar su propiedad y un año después adquiere participaciones en la empresa coreana Hancock, consiguiendo así una puerta de entrada en Asia.
Sin embargo, en 2013, la tendencia de crecimiento comienza a dibujarse a la inversa y las cuentas de Abengoa descienden rápidamente, llegando a acumular una deuda de 450 millones de euros. Es por eso que decide desprenderse de Befesa, vendiendo al fondo sueco-alemán Triton Partners la compañía, que en esos momentos empleaba a más de 2.000 trabajadores entre sus plantas de España, Alemania, Francia, Reino Unido, Suecia, Turquía, Corea del Sur, Chile, Argentina y Perú, a cambio de 1.075 millones de euros.
Cotización en la Bolsa alemana
Aunque sus directivos siguen siendo españoles y alemanes y, de hecho, está capitaneada por el sevillano Javier Molina, CEO desde el año 2000 y presidente ejecutivo desde 2022, Befesa tiene su sede en Luxemburgo pero cotiza desde 2017 en la Bolsa de Frankfurt.
En junio celebrarán su Asamblea General, en la que se aprobarán las cuentas anuales y se raficará la incorporación de Soledad Luca de Tena y García-Conde, como consejera independiente, que cubrirá el puesto vacante en el consejo de administración tras la dimisión de Romeo Kreinberg a principios de 2023. Desde la compañía resaltan “la amplia experiencia ejecutiva y de gobierno” de la vicepresidenta del diario ABC, miembro del consejo de administración de Vocento y vicepresidenta de la mutua aseguradora de Asepeyo.