El rechazo local y las dudas de EH Bildu comprometen los objetivos de la ley energética
La próxima legislatura es clave para la implantación de nuevos proyectos eólicos y fotovoltaicos
25 mayo, 2024 05:00Noticias relacionadas
El acuerdo para la ley energética fue uno de los grandes hitos de la pasada legislatura. Tras un largo proceso de trabajo, EH Bildu acabó sumándose a PNV y PSE para sacar adelante una norma que coloca los cimientos del giro renovable que debe dar Euskadi en los próximos años.
Esta nueva legislatura que arranca ahora con toda probabilidad bajo la batuta de nuevo de nacionalistas y socialistas tiene precisamente en el frente energético uno de los puntos calientes. Y es que hay una serie de objetivos oficiales de generación renovable fijados para el cierre de la década y estos próximos cuatro años son decisivos en ese camino.
Un camino que es en realidad doble con dos sendas que discurren en paralelo. Por un lado está la tramitación burocrática de las nuevas instalaciones, aerogeneradores y placas solares, básicamente, que avanza sin prisa pero sin pausa en los despachos del Gobierno vasco (las más grandes deben contar también con el visto bueno de Madrid). Pero a nivel local la cosa se complica. Tanto diputaciones como ayuntamientos defienden sus intereses y no ponen las cosas fáciles, a lo que se suma la oposición generalizada de plataformas ecologistas y vecinales más cercanas al suelo donde se colocarán los parques.
En ese cruce de caminos se miraba con atención el posicionamiento de EH Bildu, que daba un giro al plantear una visión optimista respecto al modelo eólico planteado por la firma pública noruega Statkraft. Ya de salida la empresa nórdica se abría a un sistema participativo en sus esquemas para los dos parques proyectados en Gipuzkoa, incluyendo asambleas vecinales para dar a conocer sus planes.
Rechazo de los ayuntamientos
Sin embargo a la hora de la verdad los tres consistorios directamente afectados por los proyectos de Statkraft (Errezil, Azpeitia y Zestoa), de EH Bildu, han mostrado su rechazo a los mismos. Una oposición a nivel local que por otro lado se reproduce en los proyectos planteados en Álava o Bizkaia y que va más allá de la coalición abertzale e incluye consistorios jeltzales o independientes.
Así las cosas, y justo en el umbral del inicio de la construcción de los primeros aerogeneradores en el País Vasco casi 20 años después, hay serias dudas de que el despliegue vaya a producirse sin fricción. Por otro lado, la última ley energética plantea objetivos ambiciosos para 2030, en concreto la aportación de renovables en hasta un 32% de toda la energía consumida en Euskadi, y para cumplirlos es fundamental que esas nuevas infraestructuras se lleven a cabo, en especial las vinculadas a la eólica.
Interés por parte de las promotoras sobra, ahí está la avalancha de peticiones que han llegado al buzón del Gobierno vasco, ahora la cuestión es en qué medida las alegaciones y denuncias judiciales retrasan o paralizan los proyectos. Si bien aun no se ha despejado la incógnita en torno a la continuidad de Arantxa Tapia, se da por hecho que PNV y PSE mantendrán el impulso a las renovables de estos últimos cuatro años.