@aidampereda
Heidelberg Materials anuncia una inversión de 32 millones de euros hasta 2026 a pesar del inminente ERE que va a aplicar en Cementos Rezola, su planta de Añorga. Y es que la multinacional alemana de producción de cemento, que iniciará su expediente de regulación de empleo en su planta gipuzkoana el próximo 18 de junio, asegura que pretende destinar esta cantidad a llevar a cabo su proceso de descarbonización con el objetivo de optimizar "la capacidad de sus recursos mineros" de modo que pueda asegurarse "más de 80 años futuros de actividad" y, también, "la sostenibilidad climática e industrial" de sus dos fábricas vascas "a largo plazo".
Precisamente, la mitad de este dinero irá a parar a Añorga, lo que asegura también el futuro de esta factoría, que Heidelberg Materials concibe como una fábrica especializada en cementos sostenibles con la que pretende ser referente en "excelencia e innovación en soluciones constructivas con baja huella de carbono". Allí, además de producir su gama habitual, se potenciará la fabricación de cementos bajos en carbono a partir de la investigación y el desarrollo de nuevos productos menos contaminantes.
Sin embargo, la compañía considera necesario aplicar esta medida de reestructuración en su plantilla gipuzkoana, que afectará a aquellos empleados que trabajan en el horno de fabricación de clínker que ahora se dispone a clausurar, tal y como anunciaba el lunes al Comité de Empresa de la factoría de Añorga, para trasladar este proceso productivo a la fábrica que posee en Arrigorriaga, en Bizkaia, donde también lleva a cabo esta actividad.
Medidas hacia la descarbonización
El clínker es un componente del cemento en cuya producción se genera el 100% de las emisiones de CO2 de todo el proceso. Por eso incidir en esta fase productiva es clave para reducir la contaminación. Es por eso que la planta vizcaína, al ser más moderna, es más eficiente, explican, por lo que aunque se concentre allí la producción de clínker de ambas fábricas, Heidelberg Materials espera reducir sus emisiones de dióxido de carbono casi en un 50% "de manera inmediata" con respecto a sus niveles de 2023.
Esta medida permitirá a la compañía cumplir con las obligaciones recogidas en la Ley de Transición Energética y Cambio Climático de Euskadi aprobada por el Parlamento vasco el pasado mes de febrero. Y además, cumplir con el objetivo asignado por la Unión Europea para la reducción de las emisiones de CO2 en un 62% en 2030 respecto a las emisiones de 2005, fecha en la cual, la UE reducirá a la mitad los derechos de CO2 con los que el sector cementero cuenta en la actualidad.
Con este horizonte en mente, la compañía destinará la mitad restante de sus inversiones, centradas en la descarbonización de su actividad en Euskadi, para la puesta en marcha de ésta y otras medidas de racionalización medioambiental e industrial hasta alcanzar los niveles establecidos.
Entre ellas, la de seguir trabajando en un ambicioso proyecto de captura de dióxido de carbono, que requerirá "cuantiosas inversiones financieras que solo se pueden considerar desde la unificación de la fase de producción de clínker en una única línea", subrayan.
No obstante, la multinacional se compromete a mantener la fabricación y venta de cemento en sus dos fábricas vascas, las dos únicas cementeras que posee en España, y se ofrece a "intentar alcanzar un acuerdo" con la parte de la plantilla afectada por la parada del horno de clínker de Añorga. Para ello, propondrá "un plan de recolocación interna" además de "otras iniciativas complementarias orientadas a minimizar en todo lo posible el impacto social de la transformación industrial de esta fábrica hacia un modelo sostenible a largo plazo".