La economía necesita certezas y Talgo lleva meses sumida en las dudas. No es que la compañía de trenes de alta velocidad viva un mal momento a nivel de negocio, más bien al contrario, el problema es que sin un dueño claro es difícil trazar una hoja de ruta fiable para el mercado. La aparición de Skoda como alternativa para hacerse con el fabricante de trenes de origen vasco no hace sino retrasar aun más la resolución de esa pugna por las acciones que lidera desde marzo la húngara Magyar Vagon.

Más allá de las dudas que despierta el consorcio próximo al Gobierno de Viktor Orban, lo cierto es que hasta ahora la de Magyar es la única oferta 'seria' sobre la mesa y además es muy del gusto de los actuales accionistas, más que dispuestos a vender. La OPA en cambio se ve en cambio desde el Gobierno de Sánchez como una amenaza para el futuro industrial de una firma estratégica en España que va a necesitar mucho músculo para crecer y poder dar salida a todos los pedidos que están por llegar.

Por ello el Ejecutivo lleva tiempo intentado dar con alternativas a la entrada de Magyar, sin demasiado éxito. Poco se sabe de esta última oferta de Skoda Transportation, un grupo checo consagrado en el mercado y con un negocio complementario al de Talgo pero con dudosa capacidad económica para afrontar una operación así.

La propia Magyar Vagon ha lanzado ya una queja formal a la CNMV por la irrupción de Skoda en el proceso, que considera va a entorpecer la OPA en marcha desde Hungría y, remarca, va a penalizar los intereses de los actuales accionistas.

Carlos Palacio Oriol, presidente de Talgo.

Un proceso largo

La situación ahora es prácticamente de stand by. Hasta que no se resuelva el asunto del control de la propiedad no es posible tomar decisiones respecto a dónde y cómo ganar capacidad productiva, la cuestión central a largo plazo (una de sus principales factorías está en Rivabellosa, Álava). La propia financiación para acometer estas inversiones depende en gran medida de la confianza de los bancos, que reclaman también certezas.

Hay que esperar, es el mensaje lanzado por la dirección al comité de empresa en una reunión celebrada este jueves, y desde luego la aparición de otro actor en la puja no ayuda a que el asunto se resuelva pronto. Hay que recordar que los actuales accionistas, con el fondo Trilantic a la cabeza, ya han mostrado su preferencia por Magyar y apuntan a "injerencias políticas" para evitar que la OPA avance.

En cualquier caso, el tiempo corre en contra del Gobierno de Sánchez, que debe primero lograr que Skoda concrete los términos económicos de su oferta de "integración industrial" si quiere un competidor real con Magyar Vagon.

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