La Corporación Mondragon es un agente de peso en el tirón renovable que vive Euskadi. En el lado de la fotovoltaica, la ingeniería Krean es pieza central de los grandes parques alaveses junto a Iberdrola y el EVE que marcarán un hito con Ekienea, por encima de los 100 megavatios (MW). Además la firma de Mondragon ha ido de la mano de Statkraft en sus proyectos eólicos vascos destacando Itsaraz, uno de los más avanzados a nivel de tramitación.
A otro nivel, Mondragon ha ido impulsando las llamadas cooperativas energéticas junto al Gobierno vasco bajo el paraguas de Ekiola, un proyecto enfocado a "democratizar" las renovables con la participación directa de los vecinos en pequeñas plantas solares para el abastecimiento a nivel local.
Precisamente esas agrupaciones son el contrapunto a uno de los principales focos de crítica de las plataformas contrarias a los macroproyectos renovables, que denuncian que el beneficio de la construcción y la generación se queda en manos de las grandes promotoras. Ahora bien, por su tamaño la participación de la población en este tipo de cooperativas es muy limitada y de ahí surge la pregunta: ¿son las grandes infraestructuras renovables coto privado de las grandes energéticas?
Inversión de cooperativas industriales
Una fórmula novedosa la aporta el grupo Fagor, buque insignia de la Corporación Mondragon con 8 cooperativas y más de 10.000 trabajadores. Seis de ellas (Fagor Arrasate, Fagor Automation, Fagor Ederlan, Copreci, Fagor Electrónica y Mondragon Assembly) son promotoras junto a otras firmas de Mondragon de una planta fotovoltaica en construcción en Guadalajara de casi 8 MW de potencia como prueba piloto para comprobar la viabilidad de participar en plantas renovables ya de cierto tamaño.
El grupo Fagor suma algo más del 40% de esta nueva instalación, que generará casi 15.000 MWh anuales, destacando algo más del 12% de Fagor Ederlan.
El grupo que encabeza Joxean Alustiza se ha marcado el objetivo a largo plazo de obtener un tercio de la energía que utilizan sus empresas con infraestructuras de generación renovable que sean de su propiedad, tanto a través de instalaciones de autoconsumo como participando en la promoción de parques eólicos y fotovoltaicos.
La cooperativa vasca abre así una puerta a la participación de los trabajadores socios de estas firmas en grandes proyectos renovables, que al final acabará repercutiendo en las cuentas de sus respectivas empresas. Porque asegurar el suministro energético 'verde' es una obsesión en estos momentos para las industrias de cierto tamaño y tiende a calar la idea de que contar con 'motores' propios puede ser una opción incluso mejor que los acuerdos de largo plazo con las energéticas, los llamados PPA, que pese a fijar precios estables siguen estando sujetos a un tercero.
Sidenor abría el camino en esa línea el año pasado con una inversión de 40 millones de euros junto al Gobierno vasco para contar con la energía de ocho parque solares situados en Cataluña.