Talgo busca recuperar la normalidad tras meses de tormenta. El intento del grupo Magyar Vagon, próximo al Gobierno húngaro, de hacerse con el control total de la compañía generó un entusiasmo inicial entre los actuales accionistas ante la expectativa de una buena venta que se fue diluyendo con el paso del tiempo ante el empeño del Ejecutivo de Pedro Sánchez de frenar la operación.
Estos días el histórico fabricante de trenes de alta velocidad luce sus mejores galas en la feria alemana InnoTrans, en Berlín, con la presencia del propio ministro del ramo Óscar Puente. Desde el portazo del Gobierno a Magyar Vagon la dirección del grupo se ha esforzado en trasladar de puertas para adentro un mensaje de tranquilidad que ahora se lanza también al mercado.
El acuerdo con Pesa para abrir una ventana de negocio en Polonia busca reforzar una imagen que ha quedado deteriorada al salir a la luz en el marco de la OPA algunos problemas estructurales de la compañía que preside Carlos Palacio Oriol, unas carencias alimentadas además por la batalla con Renfe por retrasos en las entregas y los incidentes en ciertas unidades.
Por si había dudas sobre la capacidad de la compañía para sacar adelante los pedidos pendientes, el grupo con fábrica en Rivabellosa deja claro con esta alianza polaca que está dispuesto a iniciar nuevas aventuras y que no hay, pese a los temores de los sindicatos, motivos para preocuparse respecto al cumplimiento de los compromisos con los clientes, el más relevante el adquirido con la alemana Deutsche Bahn.
Expansión en Europa
El ferroviario es un negocio al alza en todo el mundo y eso incluye a Europa, con gran trabajo por delante en la electrificación de sus líneas y el reparto de oportunidades en una actividad históricamente ligada a los estados. Mercados como el francés o el alemán son objetivos preferentes de fabricantes como CAF, y en concreto los países del este, como Polonia o la propia Hungría de Magyar Vagon, preparan importantes inversiones para ampliar la red.
Tras un largo periodo de preparación Talgo acaba de anunciar esa colaboración con Pesa que previsiblemente se materializará en la construcción de nuevas unidades para Polonia en la fábrica de Álava, aunque aun está por determinar en qué se traduce ese acuerdo preliminar.
Más allá de España, la factoría vasca trabaja ahora básicamente en el gran pedido para el operador germano Deutsche Bahn (que podría estirarse hasta el centenar de trenes) y en otro encargo más modesto para la danesa DSB. Además fuera del continente está pendiente cerrar la financiación para una ampliación del contrato en Egipto, todo ello a expensas de una posible adjudicación de nuevos trenes en Marruecos.
Al cierre del pasado año la empresa valoraba su cartera en más de 4.000 millones de euros, un auténtico 'botín' que a buen seguro seguirá creciendo siempre que no se produzcan nuevas disonancias en los procesos de fabricación. El mensaje enviado este mes a la plantilla por la firma ferroviaria es de total tranquilidad respecto a las posibilidades que ofrecen las dos fábricas españolas (Rivabellosa y Las Matas, en Madrid) descartando urgencias a la hora de acometer inversiones en nuevas instalaciones y más aun sobre un posible nuevo socio que 'cubra' a Magyar.
Casi un año después de que se conociera el interés de Magyar en comprar, las acciones de la firma de origen vasco vuelven a su sitio: tras la fuerte subida del pasado invierno el valor en Bolsa de Talgo ha caído casi un 20% en el último mes una vez se diluyó la posibilidad de que la OPA húngara prosperase.