Casualidad o no, el nuevo entramado inversor impulsado desde Lakua bajo el paraguas del clúster financiero tiene al poco de nacer ya la oportunidad de asumir un rol protagonista en la economía vasca. Colocada la semilla por el anterior gobierno de Iñigo Urkullu, será al actual ejecutivo de Imanol Pradales al que se le atribuyan éxitos y fracasos de una herramienta sobre cuya razón de ser, al menos de partida, hay un cierto consenso.
Luego será el mercado el que determine si ese músculo económico que trata de aglutinar el Gobierno vasco uniendo esfuerzos públicos y privados es suficiente como para poner sobre la mesa alternativas reales a los grandes fondos extranjeros. Tampoco hay una vocación clara de taponar la entrada a las empresas vascas a esos capitales foráneos, tal y como explicaba recientemente Jon Ander de las Fuentes, presidente del clúster financiero, aunque el objetivo final sí pasa, incluso en convivencia con los fondos, por tener fuerza suficiente como para que las grandes decisiones se tomen en Euskadi.
Precisamente la legislatura arranca en el frente económico con un buen puñado de grandes empresas tractoras en Euskadi cuya propiedad, ahora mayoritariamente en manos extranjeras, puede reconfigurarse pronto. Por su proyección nacional el caso más mediático ha sido el de Talgo, cuya sede ya no está propiamente en el País Vasco pero sí su planta principal.
Justo en el momento en el que el fabricante de trenes de alta velocidad trataba de recuperar el timón y trasladar solidez tras copar titulares durante el largo culebrón por la OPA de Magyar Vagon, el Gobierno de Pradales ha explicado que está trabajando fuera del radar para tratar de dar con un socio con perfil industrial que releve a los actuales propietarios, encabezados por el fondo norteamericano Trilantic.
CAF otra vez en la palestra
Un anuncio que no deja de volver a situar a la guipuzcoana CAF bajo el foco, a pesar de que la firma de Beasain no ha mostrado el mínimo interés en Talgo durante los meses en los que ha durado la OPA de Magyar. A partir de ahí las opciones pasarían por otros actores internacionales del sector ferroviario o incluso por firmas vascas de gran potencial interesadas en abrirse a este negocio, si bien el tamaño de Talgo y los volúmenes necesarios para acometer una operación así acotan mucho la quiniela.
Por otro lado el Gobierno de Pradales ha explicado su intención también de ayudar a que Uvesco, sociedad propietaria de Supermercados BM, pueda blindar su arraigo a Euskadi. En estos momentos el fondo PAI Partners estaría dispuesto a desprenderse de su parte mayoritaria y la mejor colocada parece la francesa Carrefour, una opción que no gusta ni a los trabajadores ni tampoco a los proveedores del sector primario, que han alzado la voz al considerar que la entrada de la cadena gala podría perjudicar sus intereses.
Lakua apunta a "conversaciones discretas" para apoyar la iniciativa de los accionistas minoritarios vascos que, según adelantaba El Correo, estarían dispuestos a plantar cara a Carrefour. Precisamente la presencia en este grupo de Stellum Capital, de la fundación Artizarra de Jon Ander de las Fuentes, alienta esa ligazón con el resto de miembros del clúster financiero y sitúa el 'caso Uvesco' como uno de sus frentes prioritarios.
En cuanto al grupo Celsa, propietaria de Laminaciones Arregui y Nervacero, la presencia de los fondos al frente del grupo es también temporal. El incumplimiento del acuerdo inicial con el Gobierno central para dar entrada a un socio minoritario, una operación para la que se postulaba el empresario vasco José Antonio Jainaga, abre ahora un nuevo escenario.
No parece que el cambio de manos vaya a ser inminente, pero la intención de los fondos de salir de la acerera catalana, aunque sea en varias fases, está ahí. Como en el caso de Talgo, el asunto trasciende el marco económico y político de Euskadi, aunque tampoco hay en el tablero tantos actores capaces de asumir un proyecto de ese tamaño en un momento además de cierta debilidad del mercado del acero.
Las limitaciones de Finkatuz
Habrá que ver cómo evolucionan esas gestiones en la sombra del Ejecutivo y ese llamamiento a la colaboración público-privada expresado por la portavoz, María Ubarretxena, que sitúa todas las miradas sobre Finkatuz.
El fondo para el arraigo impulsado por Urkullu, inédito desde hace casi dos años, está configurado como sostén de grandes compañías con sede en Euskadi aunque abierto también a firmas con domicilio fuera del País Vasco pero con relevancia estratégica a nivel económico y de empleo.
Finkatuz tiene como prioridad eso sí empresas con plenas garantías de viabilidad, se excluyen proyectos en crisis, y sus inversiones están limitadas tanto a nivel de porcentajes en una compañía (se buscan participaciones por debajo del 20%) como acotadas a un máximo del 30% de la cartera dentro de un mismo sector, lo que podría generar incompatibilidades entre CAF y Talgo.