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Dice Andrés Galnares, CEO de H2SITE (Hydrogen Onsite), que dirige una empresa 'de garage'. Se refiere a los orígenes de la compañía, que echó a andar en plena pandemia, y a las dificultades de coordinación de entonces por las restricciones sanitarias.

Pues esa empresa 'de garage' va camino de convertirse en un actor clave en la industria vizcaína gracias a su rápido posicionamiento en el mercado del hidrógeno. Una 'palabra mágica' considerada una de las llaves de futuro de la descarbonización pero a la que aun rodean muchos interrogantes.

"Somos pragmáticos. Trabajamos con números y vamos a sectores donde tenemos un impacto". Eso significa, en palabras del propio Galnares, que H2SITE es una empresa que ya opera, factura y aumenta pedidos pese a todas esas incógnitas.

La clave es una tecnología específica para transformar amoniaco y otras moléculas de fácil transporte en hidrógeno puro. Eso permite no tener que mover el propio hidrógeno verde desde donde se produce al lugar de uso con los costes y las complicaciones asociadas al traslado.

El equipo de H2SITE / Nacha Abaitua

El laboratorio de Tecnalia

La compañía con sede en Loiu emergió de un largo periodo de trabajo de laboratorio conjunto entre la universidad tecnólogica de Eindhoven y Tecnalia. Durante 12 años ambos centros de referencia en Europa trabajaron en una propiedad intelectual que 'se volcó' a H2SITE de la mano de Galnares, José Medrano y Jon Meléndez con la idea de escalar a fase industrial y comercializar esa tecnología.

El primer hito fue la entrada inicial del socio Engie, que con una primera ronda de financiación permitió desarrollar los primeros prototipos de reactores de membrana, la base de la tecnología de la compañía que permite producir hidrógeno.

A partir de esos primeros reactores Galnares y sus socios han ido construyendo una compañía que crece con rapidez y cuenta ya con instalaciones de cierto tamaño en Loiu, donde se incluye la cadena de montaje de los reactores (además tienen oficinas en la torre BAT y otro pequeño centro en Sondika). Entre sus socios inversores están la noruega Equinor o el fondo Breakthrough Energy Ventures de Bill Gates.

Sistema de conversión de amoniaco en hidrógeno puro a bordo de un barco de H2SITE / EP

Nuevos contratos

El crecimiento se apoya en una buena acogida del mercado. La firma vizcaína tiene pendientes de ejecución contratos por valor de 13 millones y se aspira a cerrar pronto en torno a 10 millones más, con clientes como Enagás o Snam (el equivalente a Enagás en Italia), astilleros, puertos, armadores o grandes productores de amoniaco.

A nivel geográfico es cierto que H2SITE mira mucho al exterior donde el uso del hidrógeno está más avanzado, con un enfoque a sectores ya 'maduros' en cuanto a uso del hidrógeno como el petroquímico, el amoniaco (fertilizantes) o el metanol. "Queremos estar donde se nos necesita", es la máxima de Galnares, que explica que más del 80% del negocio es internacional.

Todo ello a pesar de que la vocación es construir una referencia industrial que produzca y genere empleo en Euskadi, aunque la realidad del hidrógeno verde es la que es y aun "queda camino por recorrer" hasta que haya grandes oportunidades en España a nivel de transporte pesado o industria.

Trabajador de H2SITE

En ese sentido la hoja de ruta pasa por ampliar el ecosistema productivo de forma inminente a una planta productiva mayor que estará situada cerca, en la zona de Zamudio, y permitirá ese aumento de capacidad productiva y plantilla previsto para asumir los nuevos contratos que se van a firmar.

La previsión es incorporar a unas 200 personas en tres años (ahora la plantilla es de unas 60 personas), un crecimiento casi meteórico que irá acompañado de una nueva ronda de financiación que llegará también próximamente.

"Nos gusta mucho la idea de haber salido de la investigación europea para construir un proyecto industrial nuevo aquí en Europa", apunta el CEO, que no oculta una cierta preocupación por la escasez de personal cualificado. "El acceso al talento es un tema crítico. Necesitamos acuerdos con universidades y centros tecnológicos como el comer", reclama.

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