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Se disipa el furor inicial con que el mercado acogió el interés de José Antonio Jainaga por hacerse con el control de Talgo. Tras las fuertes subidas de la primera parte de la semana pasada la acción del fabricante de trenes ha ido normalizándose a pesar de que la ofensiva del dueño de Sidenor progresa adecuadamente.

Después de que la húngara Magyar Vagon pusiera un precio a Talgo superior a 600 millones de euros, el coste al que Jainaga se convertirá en accionista mayoritario de la compañía de origen vasco es una de las incógnitas de la operación. Y para ello hay que despejar primero el interrogante acerca de qué porcentaje del capital quiere Jainaga, siempre partiendo de la base de que el industrial bilbaíno quiere plenos poderes a nivel ejecutivo para decidir el rumbo de la empresa.

La primera opción pasa por una compra de entre el 30 y el 40% de las acciones (en función de qué papel jueguen los gobiernos central y vasco) aunque no está descartada una OPA por el 100%.

Lógicamente los actuales propietarios con el fondo Trilantic a la cabeza (el fondo controla el 30% pero comparte una sociedad de inversión con las familias Abelló y Oriol para sumar en total un 40%) quieren que Jainaga se acerque a esos 5 euros por acción que ofreció Magyar Vagon, y en ese tira y afloja la escalada de la acción favorecía estos intereses.

Planta de Talgo en Rivabellosa (Álava) / IÑAKI BERASALUCE - EP

Por debajo de 500 millones

Una vez estabilizado el valor de cada título en la horquilla entre 3 y 4 euros, en todo caso lejos aun de lo que ponía Magyar Vagon sobre la mesa, puede decirse que Jainaga tiene margen para negociar. Ese umbral de 4 euros la acción marcaría el listón aproximado de 500 millones de euros de valor total de la compañía, cifra que ni siquiera se alcanzaría en base a la valoración actual de la Bolsa (por debajo de 3,8 euros la acción a cierre del mercado este martes).

El dueño de Sidenor cuenta además con una corriente general favorable, tanto por el apoyo político y social (la plantilla de Talgo ve con buenos ojos la entrada del industrial vasco) como por el propio contexto en el que ha quedado Talgo y las escasas alternativas que manejan unos propietarios, en especial Trilantic, que llegados a este punto necesitan vender.

Sidenor Basauri

Así las cosas solo queda encontrar un punto intermedio entre el valor actual y ese techo de 5 euros, algo que no debería ser complicado dada la fortaleza económica de la que parte Jainaga, más aun estando arropado por las instituciones.

Es cierto que el empresario bilbaíno deberá acometer una vez tome el timón de Talgo importantes inversiones para preparar el terreno para dar salida a los contratos pendientes, un punto en el que habrá que ver si puede generar sinergias para respaldar una parte de ese aumento de la capacidad productiva a través del propio ecosistema de fábricas de Sidenor.