La tentativa de Jainaga por Talgo devuelve a Euskadi al centro de la política industrial
- Tras no prosperar su candidatura por Celsa, el empresario bilbaíno busca expandir su imperio con una operación corporativa al máximo nivel
- Más información: Jainaga se postula como socio industrial de Talgo con el apoyo de Pradales
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José Antonio Jainaga encabezó hace ocho años la que ha sido una de las últimas operaciones de empresarios vascos para hacerse con el control de una gran compañía en manos extranjeras.
La 'recompra' de Sidenor en 2016 a Gerdau por el industrial bilbaíno junto a su equipo de confianza le otorgaron ese halo de empresario ambicioso capaz de construir alternativas para dar continuidad a proyectos en Euskadi que queda refrendado al aparecer como candidato a comprar la mayoría de Talgo.
El dueño de Sidenor es una voz crítica con la política en asuntos como la energía y es cierto que no siempre sus propuestas han cuajado, como cuando planteó una fusión de acerías para crear un supergigante siderúrgico en Euskadi, pero es innegable su papel en ese objetivo declarado tanto por los anteriores gobiernos de Iñigo Urkullu como por el nuevo lehendakari Imanol Pradales como es fortalecer el arraigo.
De avanzar la 'operación Talgo' el protagonismo de Jainaga iría un paso más allá. El trabajo en la sombra avanzado hace una semana por el Gobierno vasco incluiría al Ejecutivo de Pedro Sánchez, necesitado de construir una alternativa sólida para el fabricante de trenes tras paralizar la OPA húngara.
Es conocida en el negocio del acero la capacidad de influencia de Jainaga en Madrid, de hecho preside la agrupación de empresas con una gran consumo eléctrico (AEGE), una buena posición que ya le situó en lugar preferente como posible socio industrial de Celsa y le permite ahora copar titulares como hombre de futuro para Talgo.
Hacer crecer su imperio
El propio Jainaga busca una gran operación que le permita expandir su imperio, transmiten fuentes cercanas al empresario bilbaíno, sostenido ahora en dos ejes visibles: Sidenor y Mirai, un conglomerado de pequeñas y medianas firmas de sectores diversos para el que se anunció una capacidad de inversión de 400 millones hasta 2026.
En un momento en el que Euskadi busca tejer un gran consorcio inversor para iniciativas de este tipo, la figura de Jainaga aparece en el lugar y el momento adecuados. Tras no prosperar su candidatura por Celsa, su capacidad económica y su interés en redondear su carrera (ha cumplido 70 años) con una gran compra le convierten en el candidato idóneo para que los ejecutivos de Madrid y Vitoria para enderezar el rumbo de Talgo: Sánchez salva la papeleta tras el veto a Magyar Vagon y Pradales anota un primer tanto en el frente del arraigo.
Porcentajes
Quedan por concretarse cuestiones de forma y también de fondo, empezando por el porcentaje de Talgo que estaría dispuesto a asumir el propietario de Sidenor, a quien en todo caso los mercados han dado la bienvenida con un primer repunte en Bolsa.
El porcentaje más amplio de la compañía de origen vasco está en manos de un consorcio que lidera el fondo Trilantic, con algo menos de un tercio de las acciones, que hace tiempo que busca comprador. Al valor actual de la acción, asumir esa parte supondría un desembolso de unos 130 millones de euros aunque tras el acercamiento de Magyar Vagon, dispuesta a pagar bastante más, la sensación es que la parte vendedora va a reclamar un mejor precio.
Más aun ante el interés político en que la vía Jainaga prospere. En ese sentido coge fuerza la opción de que tanto Lakua como el Gobierno de Sánchez puedan tomar un porcentaje del fabricante de trenes, si bien es cierto que la entrada del Gobierno de Pradales a través de Finkatuz presenta ciertas dudas, como el hecho de que la sede de Talgo esté, al menos por ahora, en Madrid (aunque con casi 700 trabajadores en Álava) y la concurrencia entre las participadas del fondo de dos grandes empresas del mismo sector tras la apuesta del anterior ejecutivo vasco por CAF.