Poco a poco coge forma el proyecto para tejer una red de distribución de hidrógeno en España dirigido por Enagás y que desembocará en el H2Med, la gran 'autopista' de conexión con Europa.
Esa red de transporte, tal y como está concebida en los planes de Enagás, tiene una importante vía que atraviesa la zona norte para conectar las regiones pegadas al Cantábrico e incluye parada clave en Euskadi.
La compañía de gas española prevé instalar, en una primera fase (2030), dos grandes almacenes subterráneos de hidrógeno, uno en Cantabria y otro en el País Vasco, aprovechando cavidades salinas naturales.
Mientras la ubicación de la primera esta más avanzada (Polanco, en la zona norte de la comunidad cántabra), en el caso vasco está por definir dónde se colocará ese almacén entre las cuevas en estudio entre el sur de Bizkaia y el norte de Álava.
Consorcio vasco
La técnica de almacenamiento subterráneo de hidrógeno, ya explorada con éxito en otros países, ha reunido un consorcio de empresas vascas bajo el proyecto con financiación europea H2Salt.
Está liderado por la ingeniería vizcaína Team y en el proyecto participan Tubacex, Tubos Reunidos o Iberdrola. El objetivo es ir avanzando en la investigación de las posibilidades que ofrece el subsuelo de Euskadi para este fin, así como preparar materiales y equipos para 'blindar' ese almacén natural y lograr el máximo aprovechamiento del hidrógeno.
Quedan años por delante hasta ese 2030 en el que Enagás quiere tener los dos almacenes de la zona norte operativos (en función de su rendimiento se construirán más bolsas subterráneas más adelante), pero ya hay pasos relevantes en ese camino.
Tubacex, que se encuentra en plena reorientación del negocio hacia tubos de mayores resistencias para nichos ligados a la descarbonización, acaba de anunciar que ha arrancado ya el programa Dessert junto al centro vasco Tekniker, Enco y varias universidades europeas precisamente para cosechar avances tecnológicos en lo referente al almacenamiento de hidrógeno en el subsuelo.
Se trata de un plan de investigación de 36 meses en los que se pretende desarrollar tubos de acero inoxidable con capacidad para soportar las condiciones que requieren la inyección y extracción de hidrógeno en esos depósitos subterráneos.