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Euskadi ha perdido en los últimos años el control de varias empresas de primer nivel. Un proceso que encaja en la lógica del mercado pero que, como ocurre con Gamesa y Euskaltel, puede tener consecuencias económicas y sociales relevantes y ya es, de hecho, uno de los grandes asuntos a resolver en la agenda política.

Imanol Pradales ha declarado su intención de dar continuidad a los pasos del anterior gobierno de Iñigo Urkullu para ejercer una cierta influencia en empresas tractoras a través de Finkatuz, aunque por ahora prevalece la prudencia a la espera de la resolución sobre todo de la oferta de José Antonio Jainaga en Talgo.

El propio ejecutivo de Pradales reconoció hace un mes que se sintió un gran alivio al conocer que Carrefour se apartaba de Uvesco, otra de las empresas clave en su sector cuya mayoría ha pasado recientemente a manos extranjeras, aunque en este caso con un gran peso todavía de los accionistas vascos en la parte de la gestión.

Uvesco sigue controlada por PAI Partners tras retirarse Carrefour de la puja

Posicionamiento en sectores clave

Mientras la atención mediática se centraba el año pasado en las operaciones corporativas de perfil más alto como la venta de Talgo, la OPA de BBVA por Sabadell o la salida de PAI Partners de Uvesco, las tres aun sin resolver, el mercado sí ha culminado movimientos en lo referente a otras empresas de menor tamaño pero con gran potencial en sus respectivos sectores.

La nómina de medianas compañías, algunas con una larga historia a sus espaldas y otras punteras a nivel tecnológico, cuyo control de una u otra forma se ha escapado de Euskadi en los últimos meses es larga.

Son proyectos además que comparten una raíz: un posicionamiento destacado en los sectores que presentan mejores perspectivas, caso sobre todo de las renovables aunque también en biosalud o electrónica.

Navacel pasa a manos de Amper por casi 24 millones

Transición a renovables

La transformación del sector energético genera un gran apetito inversor entre los grandes jugadores a nivel internacional, y en ese sentido Euskadi cuenta con piezas 'golosas' que han sabido orientarse bien hacia el negocio verde.

Fundada en los años 60 del pasado siglo, la empresa familiar Navacel ha pasado recientemente a manos de Amper, el grupo tecnológico con sede en Madrid y que controla Nervión Naval, ahora WindWaves, dedicada también a la fabricación de estructuras para eólica marina. Amper acaba de vender al fondo alemán Mutares su división de servicios industriales dentro del proceso de desinversión para centrarse en negocios estratégicos como la energía.

En ese giro de cintura para orientar el negocio a la eólica marina está inmersa también Euskalforging, que pasó a manos del fondo estadounidense KPS hace dos años y medio. 

Accenture ha comprado Boslan EP

Dentro del ámbito energético, otra firma vasca de origen familiar, Fanox, que fabrica equipamientos para redes eléctricas, ha sido absorbida por el grupo con sede en Pensilvania Wabtec en la que supone la primera desinversión del fondo público-privado ABE Capital.

Además, Accenture ha comprado la ingeniería Boslan y, en el anuncio de la operación, la consultora destacaba el posicionamiento de la bilbaína en proyectos ligados a la reducción de emisiones, las renovables y el hidrógeno.

El CEO de P4Q, Aitor Alapont

Dispositivos para fotovoltaica

Y en la recta final del año se producían otras dos ventas más de firmas vascas con pedigrí a nivel de innovación. Son la guipuzcoana ViveBiotech, que controla ahora el fondo de capital privado Ampersand, y la vizcaína P4Q, que ha sido adquirida por la también estadounidense Kinematics.

Esta última tiene la sede en Alonsotegi, otras dos plantas en China y Estados Unidos, y fabrica dispositivos electrónicos inteligentes dirigidos al control de instalaciones renovables, principalmente solar. El histórico fondo Talde, ahora en manos de Kutxabank, vendió a finales de noviembre su parte mayoritaria a Kinematics para "explorar nuevos mercados con gran potencial".

Instalaciones de ViveBiotech

ViveBiotech ha despuntado en el ámbito de las biotecnológicas, con un rápido crecimiento gracias al desarrollo de terapias innovadoras con vectores lentivirales.

La entrada del fondo estadounidense Ampersand, que se hace con algo más de la mitad del capital, dotará de músculo para crecer y se garantiza de momento la continuidad de la sede y la actividad en Euskadi (siguen siendo socios el Gobierno vasco, el Ministerio de Ciencia o Kutxa). El problema llegará, como pasa con Uvesco, cuando el fondo decida que ha llegado la hora de hacer caja.

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