Ibon Urgoiti y Joseba Madariaga, de Laboral Kutxa
La baja natalidad podría dejar sin cubrir 170.000 empleos en Euskadi en 2036
Un informe de Laboral Kutxa apunta a una "alta probabilidad" de que las empresas sufran por falta de mano de obra dentro de una década
Más voces alertan del creciente problema de la falta de trabajadores que ya sufren algunas empresas. Un informe de Laboral Kutxa estima, partiendo de la esperada evolución de la población por un lado y de los puestos de trabajo disponibles por otro, que hay altas probabilidades de que en 2036 Euskadi no tenga suficiente mano de obra.
La cooperativa de crédito presenta varios escenarios en función de las evoluciones posibles de ambos indicadores, población y mercado de trabajo, y la conclusión es que en siete de los nueve casos analizados el número de personas en edad de trabajar no es suficiente para lo que necesitarán las empresas dentro de 12 años.
Lógicamente el escenario con mayor desfase entre ambas variables es el que presenta una mayor demanda de nuevos trabajadores y un crecimiento más pobre de la población. Euskadi apunta, como recoge el informe, a un crecimiento a priori más pobre de la población que Navarra o la media española.
Sede de Laboral Kutxa Europa Press
Formación y "lucha por el talento"
En este caso más extremo se quedarían sin cubrir 170.000 puestos de trabajo, señala el documento que ha sido presentado este miércoles por Ibon Urgoiti y Joseba Madariaga. El cálculo tiene en cuenta la evolución previsible de indicadores como la inmigración y, en el caso del desempleo, apunta a tasas mínimas dentro de una década larga.
Hay otros escenarios intermedios en los que el desajuste sería menos abrupto, pero en general la conclusión es que en Euskadi habrá una "lucha por el talento" agravada por una movilidad más bien escasa en toda Europa.
Sanidad y construcción
En especial serán sectores como el sanitario, construcción o la tecnología los que más sufrirán esta falta de profesionales, cuyo diagnóstico final dependerá de en qué medida se logren implementar políticas formativas no solo entre la juventud, también entre los propios trabajadores en activo para actualizar sus competencias y adaptarlas a la demanda de las empresas.
Como último aspecto reseñable los responsables de Laboral Kutxa indican que el problema podría paliarse en parte en la medida en que la población trabajadora esté dispuesta a alargar unos años su vida laboral.