Euskadi fue el año pasado la tercera comunidad autónoma con mayor déficit en relación al PIB. El paso atrás podría considerarse en principio un borrón por el pinchazo puntual de la recaudación ligado a las devoluciones a los mutualistas, nada que ponga en riesgo la fama de territorio más que cumplidor con las reglas fiscales.
El rebote de la recaudación este año se da por hecho y esa es la base sobre la que se asienta esa lectura optimista. El déficit acumulado en millones a cierre de 2024, cerca de 600, coincide más o menos con lo que dejaron de ingresar las haciendas por los mutualistas en relación a lo esperado.
Pero no todo es tan sencillo. En el lado de la recaudación, la primera incógnita es hasta qué punto se podrá sostener el ritmo hasta final de un curso que, hay que recordar, incluye las novedades implementadas en varios tributos por la última reforma acordada por PNV, PSE y Elkarrekin Podemos.
El crecimiento del empleo es el pilar de esa buena dinámica y en este punto hay síntomas de una tendencia al estancamiento. La fuerte pérdida de trabajadores en agosto probablemente se compensará en septiembre con el inicio del curso escolar pero mes a mes queda la sensación de que el margen positivo anual se va acortando.
Anuncio oficial de la inversión de Finkatuz en el grupo Arania a comienzos de año
Presión del gasto
A falta de conocer el balance en Álava, las haciendas vascas suman un avance en la recaudación acumulada al cierre de agosto, la primera cifra ya a tomar en cuenta a la hora de planear el diseño presupuestario cara al próximo curso, en el entorno del 10%.
Continúa así el 'efecto muelle' tras el tropiezo por las devoluciones en el IRPF, aunque lo relevante en todo caso será cómo se comporte el mercado laboral en la parte final del ejercicio y, más a medio plazo, los efectos de la incertidumbre global en los grandes sectores industriales sobre el empleo.
El bache que atraviesa la industria es precisamente uno de los ingredientes que han ganado peso en la ecuación presupuestaria del Gobierno vasco, en la que aumenta el dinero disponible pero también el gasto.
Ya en el arranque de la legislatura dejó clara Imanol Pradales su intención de frenar la pérdida de centros de decisión empresariales para ganar solidez industrial y eso implica inversión. Los mil millones disponibles vía deuda tras los acuerdos políticos con Madrid para relajar el rigor fiscal son el primer gran recargo en la factura industrial del Ejecutivo (en breve debería conocerse cuál será el destino de ese dinero en el marco del nuevo plan industrial) pero hay más.
El lehendakari, Imanol Pradales, junto al consejero de Industria, Mikel Jauregi, en la constitución del Grupo para la Defensa Industrial / JAVIER ETXEZARRETA - EFE
Ayudas e inversiones
La industria está muy lejos de las asignaciones económicas que reciben áreas como la salud o la educación, pero el complejo contexto exterior marcado por los aranceles y las ayudas para incentivar ciertas actividades han ido engordando una factura cada vez más relevante.
A la base del presupuesto de algo más de 600 millones, un 5% más que en 2024, el departamento de Mikel Jauregi sumó una primera línea de ayudas para pymes de 500 millones.
Este pasado mes de febrero se anunciaron además otros 500 millones en el marco del 'escudo comercial' frente a los aranceles a fin de movilizar otros 1.500 de inversión privada. Una de las líneas más conocidas en ese sentido es la del renove de vehículos, que busca dar un empujón al sector a golpe de estímulo público.
El propio plan industrial conlleva una lluvia de millones del Gobierno vasco, casi 4.000, es cierto que repartidos hasta 2028 y, en principio, sujetados por esa mayor flexibilidad a la hora de recurrir a la deuda.
Osakidetza es el área que más presupuesto moviliza del Gobierno vasco
Regla de gasto
La industria se ha convertido por tanto en una de las área más demandantes a nivel presupuestario, aunque lejos de los grandes servicios como Osakidetza o la educación, cuyas necesidades por otro lado no paran de crecer. ¿Hay margen para cubrir todos los frentes abiertos?
Dejando de lado ese déficit puntual el año pasado, la Airef aporta algunas pistas en su balance del País Vasco. Por un lado da por hecho que este año y probablemente el próximo se incumplirá de nuevo la regla de gasto y apunta al efecto del envejecimiento de la población en la factura de sanidad y a las mejoras en las condiciones del personal docente como los grandes elementos de presión.
La Hacienda Foral de Bizkaia mantiene un aumento de la recaudación del 7% hasta agosto
Y, sobre los mil millones con los que arranca la Alianza Financiera Vasca, la Airef remarca que es "confuso" cuál va a ser el impacto en el balance de ese endeudamiento extra.
Dado lo elevado de la cuantía el cómo se compute ese dinero lógicamente determinará el cierre del ejercicio. Si se retira ese condicionante, la Airef presenta una proyección recaudatoria incluso más optimista que el Gobierno, por lo que espera que se cierre el agujero del déficit para alcanzar 2029 con un superávit del 1%.
En principio hay margen para llegar en los próximos años hasta las tres décimas de desajuste entre ingresos y gastos, con un techo de endeudamiento de hasta el 15% del PIB tras los acuerdos alcanzados con el Ejecutivo de Sánchez.
