Con la llegada del verano, las actividades acuáticas se convierten en una de las principales formas de diversión para los niños. Sin embargo, este aumento del contacto con el agua también incrementa el riesgo de una infección del oído común en esta época del año. Conocer las causas de la otitis, las medidas de prevención y qué cuidados son adecuados es esencial para proteger la salud auditiva de los más pequeños.
"Si alguien ha tenido infecciones anteriores, es crucial realizar una revisión antes de exponerse a inmersiones continuas en playas o piscinas," advierte la doctora Jennifer Cueva, especialista en Otorrinolaringología del Centro Médico Quirónsalud Plaza Euskadi. “Este paso es esencial para evitar complicaciones”, añade la especialista para subrayar la importancia de conocer los antecedentes de infecciones previas o patologías en el oído externo.
¿Cómo se produce y cómo se manifiesta?
La otitis se debe a la inflamación del conducto auditivo externo. Durante el verano, los niños pasan más tiempo en piscinas, playas y lagos, lo que provoca que el agua quede atrapada en el oído. Esta humedad crea un ambiente ideal para el crecimiento de bacterias y hongos. Además, el agua de las piscinas, aunque tratada, puede contener patógenos que favorecen las infecciones. Los niños con antecedentes de otitis o que tienen conductos auditivos estrechos son más propensos a desarrollar esta patología.
“Las otitis externas se caracterizan sobre todo por un dolor intenso que se exacerba al presionar la zona del oído que se llama ‘trago’ que es la pequeña prominencia cartilaginosa ubicada justo delante del conducto auditivo externo. Otro síntoma es la supuración y la que suele ser la primera es la sensación de tapón, de no escuchar bien”, describe la doctora.ç
Las señales de advertencia más habituales son un dolor intenso en el oído, sensación de taponamiento o disminución de la audición, supuración o secreción de líquido del oído o picazón o irritación dentro del oído.
¿Qué hacer ante el primer síntoma?
Para minimizar en lo posible los casos de otitis se recomienda una serie de medidas, como procurar secar bien los oídos, usar tapones para evitar que el agua entre en los oídos, aplicar gotas óticas que ayudan a evaporar el agua y reducir el riesgo de infección y evitar el uso de bastoncillos para limpiar los oídos porque pueden empujar la cera hacia adentro y causar bloqueos.
“Si se sospecha de una otitis, lo recomendable es evitar mojar el oído afectado y acudir a un profesional de la salud. Un pediatra o especialista puede prescribir el tratamiento adecuado, que generalmente incluye gotas óticas con antibiótico y, en algunos casos, un corticoide para reducir la inflamación”, aclara la doctora Cueva.
'No' a los bastoncillos
Ante un tapón, lo esencial es no recurrir a los bastoncillos, evitar humedecer el oído y acudir a un servicio de urgencias.
“Con el bastoncillo arrastramos muy poca cera al exterior y lo que hacemos es empujarla a la parte más interna del conducto, lo que posteriormente hará más difícil su extracción”, señala la especialista.
“Lo que siempre recomendamos es limpiar la zona externa del oído con una toalla o desde lejos con un secador a temperatura fría, sin dañar la piel o con algún producto que haga de secante. Existen productos ceruminolíticos para reblandecer la cera que son mucho más recomendables que el bastoncillo”, concreta la otorrinolaringóloga.
El exceso de cerumen
La cera es una sustancia protectora del oído, y solo se convierte en un problema cuando se acumula en exceso o en personas con eccema. Para los niños con tendencia a acumular cerumen, es importante realizar limpiezas periódicas del oído antes del verano. Esto ayudará a prevenir que el cerumen absorba humedad, aumente su volumen y favorezca la infección.
Hay personas que tienen más tendencia a tener tapones de cera en el oído y eso se debe a que algunas “tienen el conducto más estrecho o tienen algún sobrecrecimiento benigno”, concreta la otorrina. “Las personas que ya saben que generan cera de manera regular y que hay que hacerles extracciones de manera periódica es importante que acudan a su especialista antes del verano porque si esa cera absorbe la humedad, aumenta su volumen y se infecta nos puede dar problemas”, concluye la doctora Cueva