En las edades más tempranas el ser humano construye su personalidad a través de las figuras que sirven como espejo. Espejo que habitualmente siempre ha estado protagonizado por figuras masculinas, dado que el machismo históricamente ha imposibilitado que las mujeres hayan podido convertirse en referentes sociales; la sociedad las ha invisibilizado en los espacios públicos y de poder. 

A pesar de que las mujeres representan el 50% de la población mundial, siguen subrepresentadas en los espacios de poder. El último informe del Eustat indica que la proporción de mujeres en cargos directivos es muy inferior al de los hombres, representando en 2019 el 34%. Esto también ocurre en los puestos directivos de los medios de comunicación; pese a que las mujeres conforman una amplia mayoría en las facultades de periodismo, las redacciones suelen contar con más hombres, y esa desproporción se agudiza aún más a medida que se va ascendiendo en los puestos de responsabilidad.

¿Contribuyen los medios de comunicación a esa igualdad y a la denuncia de las desigualdades entre hombres y mujeres? ¿Qué papel desempeña la mujer y que voz se da a las mujeres en los medios? Rosa María Calaf, periodista especialmente conocida por su trabajo como corresponsal de TVE, Paloma del Río, reconocida periodista deportiva, y África Baeta, presentadora de los informativos en EITB, han tratado de dar respuesta a estas cuestiones en el seminario 'Medios de comunicación e igualdad', en el marco del congreso 'Emakumeak', celebrado en Bilbao.

En el encuentro, las tres profesionales han coincidido en la necesidad de promover una ciudadanía plural no estereotipada de mujeres y hombres donde se promueva el conocimiento y la difusión del principio de igualdad.

Las tres periodistas en el seminario 'Medios de comunicación e igualdad'. / Emakumeak.eus  

Un camino duro

Aunque a día de hoy las mujeres siguen estando discriminadas en el sector, las periodistas han reconocido los pasos dados en las últimas décadas en materia de igualdad. 

Calaf ha recordado cómo fueron sus inicios en la profesión a principios de la década de los 70, donde la presencia de las mujeres ni siquiera estaba permitida en determinados lugares. La periodista reconoce haberse sentido rechazada en la plaza de toros de Barcelona o en la vuelta ciclista, entre otros lugares. En países extranjeros también ha tenido muchos problemas. "Para ir al norte de África me dejaron entrar al avión y la gente me miraba raro. Algo se estropeó y tuvimos que regresar y bajarnos del avión. No os podéis imaginar lo furiosos que estaban los militares porque me habían dejado subir, ¡como si la culpa de que se estropeara el avión fuera mía!, fue surrealista”, relata Calaf.

La periodista, que ha estado en más de 160 países, también ha contado su experiencia en Irán, donde consiguió entrevistar al mandatario Ruhollah Jomeini después de largas negociaciones. Eso sí, tuvo una condición: "Fue una entrevista surrealista, no le podía mirar. El presidente del parlamento mirando a un lado y yo hacia otro. Cada uno hablando para un lado".

Hoy en día, pese a que muchas de estas situaciones ya no se producen, las mujeres aún tienen que dar muchos pasos en materia de igualdad en el periodismo. La corresponsal considera que esto aún "no está ganado", y se tiene que pelear día a día. "En los 70 teníamos la sensación de ser consideradas unas intrusas intolerables, después una anomalía molesta para algunos y en algún caso hasta bichos raros. Hace falta una militancia permanente", sentencia.

Rosa María Claf. / Emakumeak.eus

El peso de la imagen

Africa Baeta considera como una de las principales luchas en el sector la imposición de que las mujeres deben ser guapas y jóvenes para aparecer en los programas de televisión. Aunque celebra que en la televisión pública vasca "no es así", la periodista considera un "problema estructural" que la sociedad tenga interiorizado que la mujer que aparece en los informativos tiene que tener dichas características: "Se impone la imagen frente a la veteranía y es algo estructural porque tiene que cambiar de raíz". Algo contrario ocurre precisamente con los varones. "El hombre cuanto más veterano es, más seriedad transmite. Esto es algo visible en casi cualquier informativo nacional: un presentador hombre y veterano con una mujer joven".

La periodista cuenta que con 21 años se enfrentó a unas prácticas en una redacción deportiva con un "machismo extremo". Según señala, se imponía la veteranía frente a la imagen. "Ser periodista de televisión no es ser modelo. Hemos importado de Estados Unidos la idea de que el periodista mayor veterano hombre tiene que ir acompañado de la atractiva mujer joven, y esto sigue ocurriendo". En esa misma dirección, Paloma del Río, periodista deportiva, lamenta que el físico prima sobre el talento y el conocimiento. 

Asimismo, Baeta lamenta que la "felicitación" o el "reconocimiento" que reciben las mujeres siempre sea por lo "guapas" que han salido en TV o por lo "monas" que les han vestido, y lamenta que nunca sea por lo bien que lo hayan hecho.

Para superar ese problema, Calaf explica la necesidad de cambiar el rol. La periodista explica que cuando hacía crónicas sus compañeros siempre le decían lo mismo: "Estabas guapísima". Lamenta que incluso entre mujeres se lo dicen. "No se dice con mala intención, pero en el imaginario del resto es lo que piensan que esperamos que nos digan. Me pasó varias veces y al final hice lo mismo al revés; le dije a mi compañero que vi su crónica y la corbata le quedaba genial, se quedó a cuadros. Hay que enfrentarse a esto porque muchas veces ni siquiera son conscientes".

En relación a la vestimenta, Calaf relata que cuando ella empezó en la TV, en la década de los 70, iba con minifalda por voluntad propia, y se discutía si podía aparecer en televisión así. "Yo reivindicaba esa libertad de vestirme como quisiera y acabé lográndolo. Pero lo que antes era una opción ahora es una obligación. Parece que si no vas así no sales. Lo que antes era una reivindicación de libertad ahora es un acto de sumisión". La periodista lamenta por tanto que las periodistas han vuelto a perder el control de ser las protagonistas de su propia vida: "Eres el objeto que quieren ver los demás". 

Rosa María Claf y Paloma del Río. / Emakumeak.eus

Mayoría masculina

Paloma del Río, una de las figuras más destacadas del periodismo deportivo, lleva años dedicada a numerosas disciplinas deportivas que no abren telediarios.

Pese a su dilatada trayectoria, Del Río sigue sorprendiéndose al entrar en las salas de prensa de grandes acontecimientos como unos juegos olímpicos y apreciar que tanto los periodistas como los fotógrafos son mayoritariamente hombres. "En el mundo del deporte hay maravillosas periodistas y fotógrafas, pero los hombres llegaron antes y no hemos tenido la suficiente valentía de estar peleando permanentemente contra el sistema". La periodista dice tener la sensación de "estar empujando un tractor cuesta arriba que hay que seguir empujando, porque si dejamos de hacerlo no es que se quede ahí, es que se retrocede lo mucho o poco que hayamos conseguido".

Del mismo modo, la periodista lamenta que a las periodistas deportivas se les exija tener que estar peleando y demostrando constantemente que saben hacer labores como una crónica. "Hay que estar permanentemente recordando que somos personas válidas y responsables y que vamos a responder al 100%, mientras que ellos con que lo hagan es suficiente; es descorazonador". Del Río también explica que agradece mucho el apoyo y reconocimiento masculino: "Cuando recibo reconocimiento por parte de un compañero que confía en mi lo agradezco mucho porque ha sido valiente por su parte confiar en una mujer y dejar de un lado los estereotipos".

En esa dirección, Calaf lamenta que la capacidad no es un atributo que se dé por hecho en las mujeres: "Cuando hacemos algo bien es como una sorpresa".

Exposición en el Palacio Euskalduna de Bilbao en el marco del congreso 'Emakumeak'. / Emakumeak.eus

Papel de las mujeres en los informativos

Durante el congreso las tres periodistas han coincidido en los clichés que aún a día de hoy siguen marcando el rumbo de los espacios informativos en la televisión. Pequeñas cosas que aunque quizás no llamen la atención de parte de la audiencia, continúan perpetuando una sociedad que prima la presencia del hombre como referente. Por ejemplo, las mujeres aparecen habitualmente en las declaraciones que los reporteros buscan a pie calle, como por ejemplo "la mujer del mercado que se queja de qué caro está todo". Sin embargo, cuando acto seguido se recurre al testimonio de un experto que haga una valoración sobre la cuestión que se esté tratando, dicho experto suele ser un hombre. Y este es uno de los grandes problemas en materia de igualdad que sacude a la sociedad: las nuevas generaciones siguen construyendo su personalidad a través de figuras relevantes que mayoritariamente son masculinas.

Además, Baeta lamenta que las series de televisión también reproducen esos clichés: "En las tramas quien se ocupa de los cuidados es la señora, mientras que el señor se va a trabajar. No se invierten los papeles y al final se perpetúan esos tópicos".

Donde si ha habido una evolución considerable es en el tratamiento de la violencia machista. En referencia a los asesinatos, antes los medios se limitaban a informar sobre el suceso, mientras que ahora, además de abrir los informativos y ocupar más tiempo en pantalla, se "humaniza" a la víctima aportando detalles como su edad, si tenía hijos, o a qué se dedicaba. También el lenguaje ha cambiado mucho a la hora de ofrecer este tipo de sucesos. "No ha 'aparecido muerta' o ha muerto 'a manos de su marido', sino que 'la han asesinado'", sentencia Calaf.

Es evidente que en las últimas décadas los cambios y avances sociales dados en materia de igualdad también han llegado a las redacciones de los medios, así como a la forma en la que la prensa ofrece cierta información relacionada con el feminismo o la violencia machista, y estas tres mujeres coinciden en la necesidad de seguir utilizando el periodismo como una herramienta de transformación social: "No sólo hay que dar noticias. Hay que dar voz a los que nadie se la da".