Castro Urdiales: la escapada imprescindible a 10 minutos de Euskadi
Este municipio costero cántabro destaca por sus playas, su arquitectura medieval, su arte rupestre y su gastronomía
2 septiembre, 2021 05:00Euskadi es un paraíso, pero sus alrededores también. A tan solo 10 minutos de la frontera vasca existe un municipio costero que ofrece al visitante razones de peso para acercarse a conocerlo. Castro Urdiales, también conocido como Castro a secas, pertenece a Cantabria, y se encuentra a tan solo 35 kilómetros de Bilbao, aproximadamente 20 minutos de trayecto en coche. Este lugar, del que existen muestras de que estuvo poblado desde la prehistoria, cuenta con una ubicación privilegiada.
Playas, naturaleza, arte rupestre, arquitectura medieval y gastronomía a la altura de las expectativas se conjugan para hacer de Castro Urdiales una visita imprescindible en el norte. Tanto para una escapada rápida de un día como para unas vacaciones más largas, Castro tiene una oferta turística muy interesante y también puede servir como punto de partida para otras excursiones. Santander, Laredo o Santoña en el lado cántabro o Bilbao, Santurtzi o Barakaldo en la parte vasca están a un tiro de piedra.
Qué ver en Castro Urdiales
Castro tiene un buen número de construcciones que le otorgan a la ciudad un gran valor monumental. Una buena visita puede comenzar en la Iglesia de Santa María de la Asunción, del siglo XIII, considerada una de las mejores iglesias góticas del norte de España y en cuyo interior se pueden encontrar obras de artistas de la talla de Zurbarán. El paseo continúa en la Ermita Románica de San Pedro, una obra del siglo XII, y a continuación por el Castillo, también del mismo siglo y que actuaba como lugar defensivo de la ciudad. En el siglo XIX se le añadió una torre para que hiciera las veces de faro del puerto.
Otras visitas imprescindibles son el Puente Medieval o la Ermita de Santa Ana. Pero no puede el visitante olvidarse del Castillo de Ocharán, un edificio de estilo mudéjar muy atractivo y en cuyos jardines se pueden admirar más de 50 especies arbóreas. La visita puede culminar con el Ayuntamiento, del siglo XVIII y construido en piedra de sillería, la Casa de Chelines, una obra neogótica, así como también el Parque de Amestoy y el Edificio Salvarrey.
Playas y puerto
Castro Urdiales, como municipio costero, tiene también en sus playas algunos de sus mayores atractivos turísticos. Algunas de las más concurridas en verano son la Playa de Brazomar (400 metros de longitud y arena dorada) o la Playa Arenillas (50 metros de longitud y arena dorada). La Playa de Oriñón (1.100 metros y arena dorada), al tratarse de una playa urbana, también suele estar concurrida en temporada alta y destaca por la presencia de vegetación en ella. También es una playa urbana la Playa Ostende (800 metros y arena grisácea).
Quien busque playas más tranquilas puede recurrir a la Playa Dicido (300 metros y arena dorada) con forma de cala o a la Playa El Berrón (80 metros y rodeada de naturaleza), muy pequeña e íntima. Mención especial merece el Puerto Marítimo y el Paseo Marítimo de Castro Urdiales, que rezuman encanto y son un lugar imprescindible para visitar junto al mar. Una estampa inolvidable es la de los pequeños botes y otras embarcaciones anclados en el puerto, que componen una de las imágenes más típicas de la ciudad.
Gastronomía
Comer bien en el norte no es extraño y Castro Urdiales no es una excepción. Entre sus platos típicos destacan aquellos hechos a base de pescado, como el Marmitako, los jibiones encebollados, la merluza en salsa o las anchoas rebozadas. Un plato muy popular es también el de los caracoles de San Andrés. Los pintxos y las conservas son otros de los básicos para entender la gastronomía castreña. Las carnes de las ganaderías de la zona también son una buena opción.
Y si se quiere hablar de postres con conocimiento de causa, es imprescindible degustar los sobaos, las quesadas y el queso fresco con membrillo y nueces, tres de las recetas más populares de la zona y muy consistentes. En cuanto a los vinos, la producción de los Vinos de la Costa de Cantabria goza de una tradición histórica por la que bien merece la pena darles una oportunidad para completar así una gastronomía digna de estrella Michelín.