De visita por lugares mitológicos en Euskadi
El País Vasco atesora una larga tradición mitológica y numerosas localizaciones de leyenda
3 febrero, 2022 05:00Un simple paseo por los bosques, costas y montañas del País Vasco es más que suficiente para percatarse de que hay parajes imbuidos con un halo legendario. Y no es de extrañar, puesto que Euskadi alberga numerosas leyendas relacionadas con una mitología propia.
Quien más y quien menos conoce la mayoría de ellas por haberlas escuchado en casa o incluso en la escuela, pero quizás no ha recorrido los sitios en los que han tenido lugar; es decir, esas zonas en las que parece sentirse el peso de la historia cuando se visitan. Así pues, a continuación se apuntan algunas de las visitas a lugares relacionados con la mitología que pueden ser un buen plan para los días de ocio.
Los dominios de Amari
Amari es la diosa madre en la cultura vasca, aquella que domina los cuatro elementos de la naturaleza pues es la creadora tanto del sol como de la tierra. De ella se dice que habita en diversas moradas, de las que se muda cada siete años. Así pues, no siempre se la puede ver en un mismo lugar, de manera que según donde aparezca, será un buen año para las cosechas o uno malo. Por lo tanto, se puede decir que Amari es una deidad que se encarga de dar la vida, con lo que es benefactora.
Para comprobarlo, se puede hacer un ruta por los lugares mágicos a los que su figura está asociada. Este es el caso del Anboto, Aketegi, Supelegor, Txindoki, el Monte Aloña… El Anboto, por ejemplo, es la montaña sagrada situada en el Parque Natural de Urkiola donde se halla la Mariren Kobia, una de las siete moradas de la diosa y cuya ascensión es una buena prueba para quienes imbuirse de la leyenda. En cuanto a la cueva de Supelegor, en el Parque Natural de Gorbeia, se comenta que cuando allí vive, será una época de buenas cosechas.
Erraldoiak, los gigantes primigenios
Mucho antes de la llegada de los seres humanos, los gigantes poblaban las tierras de Euskadi y su leyenda pasó a formar parte de la mitología por todo el territorio. Eran vistos como seres malvados por algunos, y como benefactores por otros, que los consideraban maestros en la siembra del trigo así como en otros quehaceres que las personas aprendieron para sobrevivir.
Estos últimos eran los llamados Gentiles y también construyeron los dólmenes y los cromleches como el de Mendiluze en la Sierra de Entzia (Álava). Asimismo, hay vestigios de su “presencia” en lugares cuyos nombres los recuerdan, como es el caso de la Jentilkoba en Mañaria o el puente de piedra que se puede ver cerca de las cuevas de Baltzola en Dima y cuya denominación es Jentilzulo. Otros gigantes legendarios son el malvado Ttarttalo de un solo ojo que vivía en el monte Saadar o en Ataun (en la cueva de Muski) y el Basajaun o guardián de los bosques vascos, como el de Zuia.
Sorginak, las brujas nunca faltan
Las brujas siempre han estado muy presentes en el imaginario popular. No solo en Euskadi, sino también en otras muchas zonas de España y Europa, estas mujeres con tendencias malignas han poblado las pesadillas de los lugareños, que no dudaban en contar sus fechorías a la luz de la hoguera. Quizás por ello solo en Álava haya más de 60 lugares relacionados con su toponimia. Tal es el caso de Sorginarrate, Sorginerreka o Sorginzubi.
A ellas se les atribuyen todo tipo de males, aunque ya se hayan convertido en seres mitológicos. Así pues, para sentir su influjo hay que acudir a los lugares que están relacionados con estos seres mágicos. Algunos ejemplos son los siguientes: el dolmen de Sorginetxe (la casa de la bruja) en Salvatierra, Sorginamendi (el monte de las brujas) en Arratzua-Ubarrundia, Sorgintxulo (el agujero de la bruja), en Hernani, la cueva Sorginzulo en Ataun o Sorginiturri (la fuente de la bruja) en Gizaburuaga.
Iratxoak, los duendes que sirven para todo
Estos duendes probablemente son las figuras más simpáticas de la mitología de Euskadi. Su tamaño es diminuto y nunca están quietos. Tienden a ser hiperactivos, extremadamente fuertes para el tamaño que tienen y vestir calzones rojos. Viven en alfileteros y sus dueños los utilizan para todo tipo de tareas.
Lo cierto es que los iratxoak aparecen por todas las provincias, desde la costa a los bosques, pero para continuar con la ruta que ha de llevar a los viajeros a los lugares mitológicos, conviene apuntar los siguientes emplazamientos donde seguramente se encontraran tan diminutos duendes: Zarautz, donde cuenta la leyenda que un hombre compró un alfiletero con cuatro duendes galtxagorri; o la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, donde se halla la cueva de Santimamiñe y el Bosque de Oma.