“PNV ata a tus perros” escriben en euskera en los batzokis de nuestro paisito, en clara referencia a la Ertzaintza. Catorce sedes jeltzales han sido atacadas en los últimos meses según el relato de Sabin Etxea, que ha dicho basta y ha iniciado una ofensiva por tierra, mar y aire contra Bildu y su electo líder, Arnaldo Otegi.
Andoni Ortuzar primero, una entrevista incisiva a Otegi en Radio Euskadi después, o las declaraciones de Erkoreka, por fin, anunciando la presentación de diligencias policiales contra Ernai, organización juvenil de Sortu, por un presunto delito de odio contra la policía autónoma, dejan bien claro que algo ha cambiado en un PNV que “llega tarde” a este lío, según portavoces sindicales de la Ertzaintza.
¿Es justo este reproche? ¿Realmente llega tarde el PNV a la defensa de la Ertzaintza? Y los más importante ¿llega a tiempo? Vayamos por partes, como diría Jack el destripador. La campaña de la izquierda abertzale contra la policía autónoma es muy antigua, si bien ha recibido un fuerte impulso en los últimos meses de la pandemia. Las denuncias en redes, los videos, y los mensajes contra la institución han sido permanentes y la soledad de los agentes, palmaria.
En descargo del PNV y del Gobierno vasco se puede decir que el lío que tenían en esos momentos con la (des)coordinación de la cosa de la covid era mayúsculo y que la policía ha sido un daño colateral de esta estrategia dubitativa y fallida, que ha llevado a fiascos como los de la primera final de Copa (remember Pozas).
La campaña de la izquierda abertzale contra la policía autónoma es muy antigua, si bien ha recibido un fuerte impulso en los últimos meses de la pandemia. Las denuncias en redes, los videos, y los mensajes contra la institución han sido permanentes y la soledad de los agentes, palmaria
Malas previsiones en los despliegues, escasez de recursos y una cierta gazmoñería y “laissez faire” en los mandos políticos, han dejado en numerosas ocasiones a los agentes a los pies de los caballos y se lo han puesto a Bildu como le ponían las bolas de billar a Felipe II. A huevo.
Bildu ha detectado el hartazgo de los jóvenes con la pandemia. Ya saben, esos que, en palabras de Sócrates, “contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros” y además son inmortales que tienen el sentimiento de que podrían durar más que todo, más que el mar, más que la tierra, más que todos los hombres… (gracias Josep Conrad).
Pretende Bildu pescar en este caladero de votos y capitalizar ese malestar difuso, ese cabreo generacional y hormonal, que ya se palpaba al principio de esta ola en las contadas actuaciones que pequeñas dotaciones policiales hacían contra botellones y rupturas de toques de queda por nuestra geografía.
Algorta, Mungía, la Parte Vieja donostiarra,… fueron testigos de esas primeras reacciones de agresividad alcohólica contra los encargados de hacer cumplir las normas antipandémicas. Insultos, empujones, gritos, escupitajos, que la izquierda abertzale entiende que puede y debe transformar en votos. Nada nuevo, en el resto de España eso mismo lo hace Vox y en Madrid lo ha hecho Ayuso.
De ahí que, en una clara estrategia político militar de toda la vida, Bildu retome la vieja exigencia del cambio de modelo policial (sin detallar, no vaya a ser que nos riamos) mientras envía a sus cachorros a presionar hombre a hombre, agente a agente, batzoki a batzoki, con ataques, pintadas, insultos o agresiones.
Pretende Bildu pescar en este caladero de votos y capitalizar ese malestar difuso, ese cabreo generacional y hormonal, que ya se palpaba al principio de esta ola en las contadas actuaciones que pequeñas dotaciones policiales hacían contra botellones y rupturas de toques de queda por nuestra geografía
Los jóvenes están descontrolados y el PNV mira alarmado a un sector que puede salir por peteneras cuando haya que votar, para lo cual falta un mundo. Así que ha decidido, por si acaso, mandar parar a Otegi y señalar con el dedo sus deficiencias en materia de convivencia. Las suyas y las de su partido. A la consigna de Ernai de “PNV lotu zure txakurrak” Ortuzar ha contestado “Otegi lotu zure txakurkumeak”. Y le ha dicho al electo líder que empiece a hacer con sus inquietos cachorros, y con su disidencia antisistema, lo mismo que el Sinn Fein hizo en Irlanda: encargarse.
Y mientras Otegi se piensa si enviar a Kubati a pasar por algunas herrikos para invitar a los 'txabales' (y alguno no tan 'txabal') a reflexionar sobre el momento presente, al PNV y al resto de partidos democráticos no le queda otra solución que seguir señalando con el dedo las carencias democráticas del principal partido de la oposición. El recuso a la violencia, mediante ataques a sedes de otros o a la policía, y los 'ongi etorris', que denotan una total falta de empatía y compromiso con las víctimas de su terrorismo, son solo algunas de ellas.