Da la sensación que el miedo a la irrupción de la extrema derecha en un hipotético gobierno en Andalucía no funciona. Hacia esto es donde apuntan las encuestas. El CIS, que pierde el apellido de Tezanos en esta ocasión, prevé unos excelentes resultados para Juan Manuel Moreno Bonilla, aunque no le otorga la mayoría absoluta para volar en solitario. El rubicón ya se pasó con el primer Gobierno de coalición gracias al pacto de Partido Popular con Vox tras las elecciones anticipadas a la Junta de Castilla y León. Allí el deseo fue también el pretendido gobierno en solitario, tan aspiracional como el olor a nube, en definitiva materia publicitaria. Realidad que pilla al PP con nuevo presidente nacional, Alberto Núñez Feijóo, pero con una vieja pregunta que no tiene resuelta y es cómo relacionarse con el partido de ultraderecha.

La estrategia ya no asusta. Vox blanqueado y normalizado en las instituciones no da miedo al electorado y no está arrojando los resultados políticos esperados por la izquierda política en ninguna Comunidad Autónoma y tampoco a nivel estatal. El Partido Socialista pierde uno de sus principales argumentos estratégicos en la batalla política, pero es que además se le suman otros problemas más allá del monumental lío que hay a su izquierda.

La derecha ha conseguido imponer un relato, que se superpone a la gestión diaria en un contexto primero de pandemia y luego de inestabilidad económica donde no rinden frutos los ERTEs, la reforma Laboral, los fondos europeos, los céntimos para la gasolina o los buenos datos del paro.

Moreno Bonilla fue el primer líder autonómico que necesitó los votos de Vox para salir investido Presidente de la Junta y de aquellos polvos estos lodos. Tres años y medio después, parece que se podría repetir el esquema castellano- leonés. Derrumbe de Ciudadanos y necesidad de recurrir a un Vox que sale a por todas. No en vano la candidata designada para la contienda andaluza es una de sus primeras espadas en el Congreso, lo que hace pensar que llevarán el pulso hasta el final. Buscan un segundo gobierno tras irrumpir en Castilla y León. La elección de Macarena Olona ha sido escogida para doblar el brazo y cualquier resistencia de los populares. Macarena de Salobreña y de Alicante, trending topic tras el primer debate electoral, mientras el resto discurseaban en encefalograma plano para pasar el mal trago cuanto antes. Todo parece quedar como estaba.

Y es que prometer otras elecciones de quién se garantizó la mayoría con Ortega Smith asumiendo parte de su discurso sobre familia, educación o inmigración no concuerda con tanto remilgo en la actualidad.

La posibilidad de una repetición electoral tal y como apuntó el propio Moreno, sería otra alternativa, aunque no parece ser una buena forma de arrancar ninguna campaña, ni siquiera creíble. Y es que prometer otras elecciones de quién se garantizó la mayoría con Ortega Smith asumiendo parte de su discurso sobre familia, educación o inmigración no concuerda con tanto remilgo en la actualidad.

¿Posible acuerdo PP y PSOE? Para ese escenario deberían empezar a cambiar los códigos de la política española y con total honestidad en este momento suena ciencia ficción. El PSOE sentenció para el caso de Castilla y León que si se cree en el cordón sanitario se cree a todos los niveles, en todos los territorios y en cada institución. No parece que Ayuso vaya a prescindir de los votos de Vox, ni Mañueco vaya a romper su Gobierno y aunque desde el punto de vista democrático sería una opción a contemplar, denota postureo decir las cosas con la boca pequeña.

En Moncloa se sitúan ya en la gestión de la derrota más que en el propio resultado del 19 de junio. El desánimo está extendido en la organización. Andalucía es una plaza fundamental, no solo por la cantidad de diputados que aporta al Congreso, si no porque un mal resultado podría arrastrar al fatalismo de toda la izquierda en las próximas convocatorias electorales. El PSOE tiene la vista puesta en las municipales y autonómicas de mayo del año que viene. Virgencita virgencita que me quede como estoy reza Juan Espadas, un candidato apuesta personal de Pedro Sánchez poco conocido y poco carismático. Aún con todo, la desmovilización no sería atribuible solo a esas dos características, si no a la incapacidad de los socialistas que gobernaron la Junta 37 años de no haber sabido renovarse desde la oposición por las heridas de sus luchas internas que todavía supuran.

Se da la circunstancia que el plan trazado por la anterior dirección del PP con Casado y Egea de ir convocando elecciones, comerse a Ciudadanos y catapultar al líder en las generales podría ser la autopista hacia el cielo político de Feijóo

Lo más llamativo de las encuestas es la fuga de voto socialista al PP. Los populares no solo absorben todo el voto de Ciudadanos, además abren una brecha en el electorado socialista que sí podría suponer un verdadero problema en el contexto de unas generales.

Se da la circunstancia que el plan trazado por la anterior dirección del PP con Casado y Egea de ir convocando elecciones, comerse a Ciudadanos y catapultar al líder en las generales podría ser la autopista hacia el cielo político de Feijóo sobre un bloque de izquierdas desmovilizado y derrotado en los diferentes comicios. Chillando un poco mas bajo, pero teniendo que pagar un elevadísimo precio democrático a cuenta de incorporar la xenofobia, el machismo militante, la LGTBIfobia en sus gobiernos y esto en Europa no lo van a entender.