Estamos a punto de finalizar un mes que la ONU dedica cada año a las ciudades, de hecho, impulsa una iniciativa que bajo la denominación “Octubre Urbano”, pretende promover y mejorar el futuro de las áreas urbanas. Un reto clave para el planeta ya que en 2050 el 70% de la población mundial vivirá en ciudades, aunque sólo ocupan el 2% del total de la superficie de la Tierra. En las urbes se genera el 80% del PIB mundial, pero también son las responsables del 70% de las emisiones de gases efecto invernadero. Queda más que patente que su evolución es fundamental para afrontar un escenario lleno de incertidumbres.
Euskadi es un buen reflejo del enorme peso de las áreas urbanas frente a las rurales y naturales. Más del 72% de nuestra población se concentra en las 3 grandes áreas metropolitanas y sólo un 2% de sus ciudadanos viven en ciudades de menos de 2.000 habitantes. Construir ciudades más verdes, más equitativas y más sostenibles es clave para solucionar problemas como el del cambio climático, el energético o el de la cada vez mayor brecha social. El diseño, la forma en la que pensamos y desarrollamos nuestras ciudades, no es neutro, hacerlo de una manera u otra condiciona totalmente el progreso de las personas que las habitan. ¿Cómo tienen que ser las ciudades del futuro? Me van a permitir que les aporte unas pinceladas de lo que yo creo deberían ser los aspectos a potenciar.
Las ciudades tienen que ser más verdes, más resilientes. En los próximos años los proyectos de infraestructura verde van a multiplicarse en todos los municipios que, de verdad, quieran afrontar el cambio climático con garantías y apuesten por la mejora de la salud urbana. Se acabo la era en el que el pavimento era el rey, no sólo estamos hablando de crear más parques, necesitamos introducir también corredores verdes en zonas consolidadas, incluso en los cascos históricos, como ya planea Vitoria-Gasteiz. Los beneficios del verde urbano están más que demostrados y hay que renaturalizar las ciudades porque las hará más resilientes y habitables.
Las ciudades deben de ser también más equitativas y deben promover la inclusión social. Sabemos que los territorios tienen pendiente una transición ecológica que no puede esperar, pero debe de ser una transición justa, que no deje a nadie atrás.
Las ciudades deben de ser también más equitativas y deben promover la inclusión social. Sabemos que los territorios tienen pendiente una transición ecológica que no puede esperar, pero debe de ser una transición justa, que no deje a nadie atrás. ¿Cómo se hace una ciudad más equitativa y justa? Pues con cuestiones tan importantes como garantizar el acceso a los servicios públicos a toda la población, acercando estos a toda la ciudadanía. Lo ideal sería que todo el mundo tuviera ese acceso a menos de 300 metros de su hogar. También se hacen ciudades más equitativas generando nuevas oportunidades para los más necesitados y fomentando las interacciones entre sus habitantes o creando espacios inclusivos para todas las edades, lo que el candidato a la Alcaldía de Toronto, Guillermo Peñalosa, llama Ciudades 8 80. Cuestiones que pueden parecer de escasa importancia como la instalación de bancos en las calles para permitir el descanso, son absolutamente vitales para personas mayores, ya que les permite tener una mayor autonomía en sus recorridos urbanos.
Las ciudades tienen que ser más sostenibles, mucho más. Deben innovar y liderar la nueva economía circular y aplicarla en su día a día. Deben de dejar de ser depredadoras de materias primas para convertirse en recicladoras y reutilizadoras. Esto pasa por aspectos como la gestión de los residuos, la eficiencia energética, la rehabilitación urbana o la movilidad sostenible. La ciudad del futuro no tendrá como protagonistas absoluto al coche, y esto lo saben hasta los propios fabricantes. El espacio que ocupa ahora el automóvil será conquistado paulatinamente por las personas, la bicicleta o el transporte público. Volveremos a mirar hacia dentro para reacondicionar nuestro parque de viviendas, en vez de seguir consumiendo suelo sin sentido.
Nuestras capitales comienzan ya a dar pasos hacia ese futuro siguiendo la directrices de la ONU “Actuar local para ser global” y algunos de sus nuevos proyectos van en este sentido. Lo son actuaciones como la recuperación de todos los espacios industriales en Bilbao, 25 años después de la inauguración del Guggenheim continua con Zorrozaurre, pero lo es también la pacificación del tráfico en sus calles o la generación de nuevas iniciativas como el Basque Circular Hub. También los nuevos proyectos de rehabilitación urbana, como el que se acaba de anunciar para el barrio vitoriano de Zaramaga, donde curiosamente se acaba de inaugurar la segunda sede del Basque Circular Hub. Continuar por este camino será esencial para responder a los retos de la Agenda 2030.
En toda esta transformación urbana las empresas tienen un papel muy importante que jugar, innovando y proponiendo nuevas soluciones a los nuevos retos que plantean las ciudades. Hay un nicho de mercado más que evidente en este proceso del que se pueden aprovechar muchas compañías e iniciativas emprendedoras vascas. El camino hacia ciudades más circulares debe recorrerse de manera compartida y la aportación del sector privado va a ser fundamental para llegar a buen puerto.
Comenzábamos esta semana con la celebración del Día Mundial de la lucha contra el Cambio Climático, una lucha que será imposible de ganar sin las ciudades y sin el cambio de hábitos de su ciudadanía. Como dijo Yuri Gagarin antes de su primer viaje al espacio, “vamos a por ello”.