Algunos profesionales del sector inmobiliario se llevaron las manos a la cabeza cuando hace una semana Quorum empezaba a vender los primeros pisos de la promoción que va a permitir rehabilitar el antiguo Garage San Mamés de Bilbao. Teniendo en cuenta que el terreno va a requerir una limpieza industrial profunda y que el Ayuntamiento todavía no ha concedido la licencia, las primeras viviendas no estarán acabadas hasta 2025 o incluso 2026.
Pero en el anuncio había un dato que para muchos de ellos no pasaba desapercibido: el proyecto tiene dos arquitectos, José Ramón Foraster e Iskander Atutxa. El primero está especializado en rehabilitación de edificios, el principal reto de esta obra, y el segundo garantiza que se conseguirán todos los permisos oficiales necesarios, que no son pocos.
El malestar llegó incluso hasta algunos dirigentes del EBB, que encargaron un informe sobre lo que estaba ocurriendo
La fama del hijo menor del ex consejero de Interior Juan María Atutxa se ha labrado a base de años de trabajo, muchos de ellos junto con su hermano Asier, que llegó a ser miembro del Bizkai Buru Batzar del PNV. Muchos de sus competidores, arquitectos como él, vinculan su capacidad de captar contratos con sus buenas relaciones políticas. Y al unir su nombre con el de su hermano, actual responsable regional de PwC, utilizan todo tipo de calificativos para referirse a este clan familiar.
El malestar llegó incluso hasta algunos dirigentes del EBB, que encargaron un informe sobre lo que estaba ocurriendo, temerosos de que el excesivo ánimo de lucro de los Atutxa pudiera afectar a la imagen del partido. Entendían que su padre, que se jugó literalmente la vida por los colores, se merecía el máximo respeto pero que había un límite en lo que se podía permitir a sus retoños.
Pero no consta que el asunto fuera más lejos. Iskander y han llegado lejos, pero lo han hecho a base de trabajo duro y profesional. No se trata de dos listos de batzoki que han ido medrando en política. Por si fuera poco, Iskander tiene fama de cobrar tarifas reducidas, lo que explicaría por qué tantos ayuntamientos vascos le encargaban la planificación urbanística en concurso con otros candidatos más caros.
Esta contratación generó polémica y empujó al Tribunal de Cuentas del País Vasco a investigar lo que había ocurrido en lo que aparentaba ser un "enchufazo"
Como se suele decir en el argot, se lo han currado y no les han regalado nada. Más bien casi nada, porque en sus comienzos sí tuvieron ayuda. Sobre todo, Asier, sociólogo por la Universidad de Deusto que empezó a trabajar en la empresa de su mujer y, con menos de 30 años, se colocó como flamante director de recursos humanos del recién inaugurado Museo Guggenheim.
Esta contratación generó polémica y empujó al Tribunal de Cuentas del País Vasco a investigar lo que había ocurrido en lo que aparentaba ser un "enchufazo". Para ello pidió toda la información a la agencia que se había encargado del proceso de selección, Campo & Ochandiano, que respondió que la había destruido. No se pudo comprobar si alguno de los otros 200 candidatos estaba mejor capacitado que Asier Atutxa.
El Tribunal de Cuentas del País Vasco también investigó la construcción del museo por parte de Idom, que se saltó todos los presupuestos iniciales sin seguir los procedimientos legales establecidos para ello. En ese proyecto había participado el propio Iskander, que entonces se estaba abriendo camino como arquitecto.
Y es que Iskander, que ha operado generalmente a través de las sociedades IAZ Estudioa y Arkigest, ha hecho de todo en Bizkaia y en zonas cercanas como Cantabria o La Rioja
No fue, en cualquier caso, su primer proyecto. El arquitecto de la familia había recibido previamente el encargo de rehabilitar el castillo de Arteaga, una joya neogótica que la familia Zaldua convirtió en hotel y restaurante de lujo. Más que por sus conexiones políticas, todo el mundo que ha tratado con él hace referencia a su capacidad de trabajo y a su buen hacer para explicar por qué nunca le han faltado proyectos.
Y es que Iskander, que ha operado generalmente a través de las sociedades IAZ Estudioa y Arkigest, ha hecho de todo en Bizkaia y en zonas cercanas como Cantabria o La Rioja. Desde edificios de apartamentos hasta hoteles, pasando por la estación intermodal de Bilbao o dos de las torres del complejo Garellano. A día de hoy no hay un arquitecto en Bizkaia con semejante experiencia, salvando quizás a Iñaki Aurrekoetxea, con el que suele colaborar.
Probablemente la leyenda negra que le rodea tenga más que ver con los negocios paralelos que inició a principios de siglo con su hermano Asier. Ambos se unieron en la empresa Ingeplan, que gestionó planes urbanísticos municipales, y después se volcaron en las residencias de ancianos con socios como Viuda de Sainz o IMQ. El PP llegó a calcular que Ingeplan y las empresas de su entorno se habían llevado más de 60 millones de euros en apenas cinco años a través de contratos públicos.
Asier es un tipo ambicioso y que ha hecho todo tipo de sacrificios para crecer profesionalmente. Descartada la vía política para crecer, se ha centrado en los negocios privados
El problema es que Asier Atutxa ya estaba metido en política hasta las cejas. Al margen de su presencia en el Bizkai Buru Batzar, fue concejal en Lemoa y vocal de BBK, cuyo consejo de administración es un reparto de cromos entre los principales partidos de Euskadi. Después llegaría la presidencia del Puerto de Bilbao, que en los últimos años decide el PNV, y finalmente PwC.
Asier es un tipo ambicioso y que ha hecho todo tipo de sacrificios para crecer profesionalmente. Descartada la vía política para crecer, se ha centrado en los negocios privados. PwC, donde entró directamente como socio, es la consultora de preferencia actualmente en Bizkaia. Ejecuta una parte importante de los proyectos que la diputación prefiere que haga el sector privado.
Asier es un viejo conocido de los políticos, amigo personal de Unai Rementeria, y les genera la seguridad de que las cosas se van a hacer bien. Además, lo hace con un CIF de Bilbao, con lo que los impuestos se quedan en casa. Y para bien o para mal, así es como se reparte este pastel en Euskadi. Iskander ha preferido centrarse en la arquitectura.