Me van a permitir que estas Navidades, en las que como la marca de turrones, todo el mundo vuelve a casa para celebrar las fiestas, me tome la licencia de hablarles un poco de mi tierra. Como algunos de ustedes sabrán yo soy vasco de adopción -gasteiztarra, para ser precisos-, pero no de nacimiento. Me crié y estudié en Murcia. Una tierra con bastantes penurias que no les voy a detallar aquí, pero que desde la semana pasada tiene una menos: la alta velocidad. Mis 'compatriotas' pueden ir desde hace unos días en el TAV hasta puntos como Madrid, Barcelona o la vecina Burgos.
La llegada del TAV ha sido recibida en la Región como una bendición. Se le esperaba desde hace mucho tiempo y ya es una realidad que ha recortado en más de una hora la conexión con Madrid en los trenes que no paran por las ciudades que se interponen entre la capital y la ciudad del Segura: Alicante, Albacete y Cuenca. Fíjense. La alta velocidad ferroviaria se ha hecho realidad en Murcia antes que en Bilbao, que en Vitoria y que en San Sebastián.
A Murcia ha llegado algo más tarde de lo deseado, en parte, porque nos ha llegado soterrado. Allí el Gobierno central siempre ha querido que llegase en superficie, porque era menos costoso y más rápido. Pero llegar por superficie suponía mantener dividida la ciudad en dos mitades, y eso no era ni deseable ni justo. Y, aunque no se lo crean, los murcianos lo conseguimos parar.
¿Cómo? Pues miren, de una forma tan rudimentaria y tradicional como las que se gastan siempre en mi tierra: saliendo a la calle a protestar. Invadiendo las vías en señal de queja aunque eso nos supusiese el envío de patrullas y patrullas de la Policía Nacional a sacarnos a porrazos. Formando regueros de gente -como los que quizás han visto pidiendo medidas para frenar el deterioro del Mar Menor- por una Gran Vía murciana muchos menos lustrosa que la bilbaína. Pero lo conseguimos: el TAV nos ha llegado.
Y nos ha llegado como lo queríamos: soterrado; sin entrar en superficie como lo hará por Amara y sin estación provisional en Basauri. Tarde, pero antes que muchos puntos del país como esta Euskadi a la que tan beneficioso le resultaría, especialmente a la industria. A mí el TAV no me lo ha traído ni la política, ni la negociación presupuestaria ni el autogobierno ni el RH negativo; me lo ha traído la gente, la calle.
¿En qué han mejorado sus vidas las lluvias de millones que arañan año tras año el PNV y Bildu en Madrid?
Y creo que eso nos debería hacer reflexionar sobre el papel de los partidos que nos representan en Madrid. Las dos formaciones nacionalistas acaparan 10 de los 18 asientos que representan a Euskadi en el Congreso de los Diputados. ¿En qué han mejorado sus vidas las lluvias de millones que arañan año tras año el PNV y Bildu en Madrid? No tengo una respuesta a ello, porque estoy convencido de que en algo nos han puesto más fácil las cosas, pero tengo la sensación de que es bastante menos de lo que ellos nos 'venden'.
Y lo veo así por dos cuestiones. La primera, porque, como ya apuntaba hace unas semanas Eva Silván en este mismo periódico, los partidos vascos parece que juegan más partido en Madrid que en Vitoria. Nos quejamos mucho de la pérdida de centros de decisiones empresariales, pero al mismo tiempo estamos fascinados con el 'brilli-brilli' del Congreso y muy poco pendientes de lo que se debate en el Parlamento vasco.
La segunda es porque creo sinceramente que los partidos están más metidos en la espectacularidad que en la letra pequeña de lo que se pacta en Madrid. Les voy a poner un ejemplo industrial. ¿Se acuerdan del segundo cargadero de gas que arrancó para el puerto de Bilbao el PNV al Gobierno central en el Debate sobre el Estado de la Nación en verano? Lakua lo tiene incluido en su plan de contingencia, pero ningún diputado vasco ha hecho hincapìé en la necesidad de acelerar la tramitación de esa infraestructura. ¿Cómo se quedan si les digo que hay al menos dos empresas interesadas en construir y explotar ese cargadero y que están de brazos cruzados esperando a la licitación?
Nos quejamos mucho de la pérdida de centros de decisiones empresariales, pero al mismo tiempo estamos fascinados con el 'brilli-brilli' del Congreso y muy poco pendientes de lo que se debate en el Parlamento vasco
Vuelvo al TAV. Contamos con una encomienda de gestión desde comienzos de año y hay plazos que ya se han visto retrasados. ¿Por qué no han pedido los grupos vascos más inversiones? Que me perdonen los vecinos de Manzanos, porque seguro que los 300.000 euros que ha arrancado Bildu para sus barreras antiacústicas en la A-1 son muy importantes, pero preferiría contar con más dinero de Transportes para acelerar la llegada de la alta velocidad. Y, discúlpenme que tire de 'murcianía', pero quizás es que estamos pidiendo de los políticos demasiado. Será que lo importante es qué les parece lo que diga el Rey.