La baja natalidad es un problema económico

Hace ya unos cuantos años un buen amigo que tenía tres hijos me decía que la mera existencia de su familia numerosa era "heroica". Yo, que aún no tenía descendencia, creía que mi compadre exageraba y me burlaba de sus críticas a la sociedad por la falta de ayudas a los padres, en general, y a los de amplias familias, en particular. 

Ahora, una pandemia y dos churumbeles después, creo que mi amigo se quedaba corto en sus opiniones. No existen apenas facilidades para que las familias tengan más hijos. La conciliación sólo es posible si te la pagas, sea por la vía de reducir tu jornada o por la de contratar a alguien que colabora en la crianza. Los tiempos de baja por paternidad o maternidad son ridículos en comparación con otros países (y ojo, han aumentado sobremanera en los últimos años).

Con ese panorama, unido a las dificultades económicas del momento, resulta ciertamente lógico que cada vez nazcan menos niños en Euskadi. Los datos conocidos este lunes resultan demoledores. Sólo 13.613 recién nacidos en la comunidad el año pasado. La cifra más baja desde que hay registros. 

Este panorama no es sólo un problema de índole familiar. Es cristalino como un amanecer que la economía va a resentirse si seguimos por estos derroteros. La pirámide invertida y esas cosas, ya saben. O, dicho de otra manera, no habrá quien pague nuestras pensiones, si es que las llegamos a tener, claro.  

Todos los estudios serios apuntan a una situación cada vez más grave. España no es país para niños. Y todos lo acabaremos pagando.