Esta campaña ha ido de menos a más y, algunos, de más a menos. Salió una campaña de candidatos locales con sus propuestas y sus ideas y sus compromisos múltiples que tienen descreídos a los electores. Una campaña que parecía sin campanazos, un recalentado de microondas de los mismos proyectos que se calentaron o recalentaron hace años y entre una cosa y otra se habían quedado fríos. También de emocionalidad. Todos los candidatos han insistido en el amor a su ciudad y a su pueblo y a su barrio y a sus vecinos y vecinas. Que ya es una suerte querer tanto a tanta gente.

Pero la campaña ha cuajado de otro modo. Por encima de las voces de los miles de candidatos se ha oído una andanada de cañonazos de resonancia nacional, un estruendo marcial, ensordecedor y definitivo. Las voces de los candidatos se han quedado como las conversaciones de una discoteca, reducidas a un griterío inaudible que sólo se escuchan poniendo la boca junto al oído, que es una forma íntima y sugestiva de comunicarse, pero poco eficaz si se propone llegar a todo el auditorio.

En Euskadi, se abre una contienda verbal entre el PNV y Bildu, cosa que los segundos habrán disfrutado, pues incorpora a la coalición al debate dialéctico, del que solía quedar aislada

La primera andanada fue la de las candidaturas de Bildu. Material abundante para rasgar velamen y torcer los discursos de la primera semana de campaña. La segunda ha sido la compra de votos en Melilla, que se ha multiplicado en sucesivas explosiones como si el cañonazo hubiera alcanzado la Santa Bárbara de la política española. La Guardia Civil ha detenido a candidatos socialistas de Mojácar y Albudeite, la multiplicación de solicitudes de voto por correo en Huelva y otras localidades compromete la credibilidad de esta modalidad de sufragio que no ofrece las suficientes garantías. Las denuncias y sospechas se propagan a la velocidad de la onda expansiva. El PSOE espera llevar la flota a puerto, pero es seguro que algún buque se irá a pique.

En Euskadi, se abre una contienda verbal entre el PNV y Bildu, cosa que los segundos habrán disfrutado, pues incorpora a la coalición al debate dialéctico, del que solía quedar aislada. Da la sensación de que los jeltzales se sienten incómodos por las expectativas de los de Otegi, que abordan estas elecciones con notables posibilidades de lograr espacios de poder municipal e incluso foral.

Ortuzar ha metido a Bildu en campaña al elevarlo al rango de su principal rival. Bildu no ha perdido la ocasión de acomodarse en ese rifirrafe del que solo puede sacar ventajas. Los buenos resultados de Otegi es algo a lo que el PNV está acostumbrado, pero va a ser determinante la capacidad de los de Otegi para trazar pactos con otras fuerzas. El PSE, con quien ya han establecido lazos en el Congreso y en Navarra, y también con el PNV, con el que podrían conformar un nuevo eje nacionalista que aún no se intuye, pero que podría resolver problemas a ambas formaciones políticas.

Desde el PP, Iturgaiz ha dicho que, tras las elecciones, PNV y Bildu pasarán de estar como Pimpinela a estar como Romeo y Julieta. No ha aclarado el presidente de los populares si estima que se quedarán en el romance de balcón y luna llena o llegarán al desenlace de veneno, daga y funerales. Como en el drama de Shakespeare, quien se besa con Bildu no suele acabar bien la jornada.

Las esperanzas de los de Feijóo están en colocarse en Vitoria con Ainhoa Domaica, que aún ganando, podría perder la alcaldía por mor de los pactos, y en mejorar los muy malos resultados que se sufrieron en la etapa de Pablo Casado.

Podemos, que no hace tanto que ganó unas elecciones generales en Euskadi, ha quedado muy escondido en estas municipales

Podemos, que no hace tanto que ganó unas elecciones generales en Euskadi, ha quedado muy escondido en estas municipales. La caída de Pablo Iglesias y las sucesivas direcciones en la versión vasca de la coalición han dejado mal colocada a una fuerza que va a sufrir en toda España a la espera de una sucesión que reactive a la izquierda a la izquierda del PSOE.

Con las fiestas de fin de campaña nos llega el domingo, que se anuncia nublado y con lluvias vespertinas. Es posible que en la noche electoral haya mucha justificación de resultados por la baja participación. El lunes también habrá chubascos.